Juan Carlos I y Sofía no querían a Letizia. Hicieron todo lo posible para que la boda no se celebrase, pero esta vez Felipe VI no iba a ceder a chantajes. Les dejó bien claro que si no aceptaban a la entonces princesa de Asturias como madre de sus futuros hijos abandonaría la corona. No era la primera vez que el actual rey perdió a su novia por culpa de sus padres. Por una cosa o por otra, las parejas del monarca no gustaron a sus padres, y es que todas ellas eran plebeyas y con polémicas a sus espaldas.
Sofía no aceptó a Isabel porque sus padres estaban divorciados
Isabel Sartorius fue una de las parejas de Felipe VI. Se proclamaba como una clara sucesora de la reina Sofía. Era atractiva, española, licenciada en Ciencias Políticas y miembro de la aristocracia. Él tenía 21 años y ella tres más. Los entonces reyes no se tomaron enserio el noviazgo de su hijo y es que Sofía no veía con buenos ojos esta relación por la situación de los padres de ella. Vicente Sartorius Cabeza de Vaca, marqués de Mariño, e Isabel Zorraquín, estaban divorciados. Curiosamente, Letizia estaba divorciada.
La relación de Felipe e Isabel duró dos años, la relación terminó en 1991. Después de semanas de rumores, el entonces príncipe confirmó la noticia en un viaje oficial a Buenos Aires. “Eso se acabó”, dijo. Según algunos expertos en Casa Real, la relación duró con idas y venidas hasta 1993. “No tengo novia y estoy sin compromiso y, de haber existido algo de verdad, la prensa lo habría estropeado”, declaró en 1989.
Isabel Sartorius quiso poner tierra de por medio para superar la ruptura. Se marchó a Londres para estudiar un curso de Arte en la academia Sotheby’s. Allí se enamoró de Javier Fitz-Jame Stuart y Soto, conde de Montalvo, con el que se casó en febrero de 1997. Cinco meses después nació la única hija del matrimonio.
La ex de Felipe trabajó varios años en la Fundación Purina y en 2007 lanzó una línea de bolsos fabricados en Villena (Alicante), junto a otros dos socios, que bautizó con su nombre. En alguna ocasión Letizia ha lucido uno de sus bolsos. De hecho, la reina e Isabel se conocieron una semana después de la pedida de mano de los entonces príncipes de Asturias. Coincidieron en un encuentro privado en Zarzuela. Isabel ha escrito de la soberana española que “el carácter de la princesa me gustó desde el primer momento. En nada de tiempo hablábamos entre nosotras como si nos conociésemos de años”.