Según aseguró Juan Luis Galiacho y han afirmado varios medios, Iñaki Urdangarin ha reclamado dos millones de euros y una pensión vitalicia de 25.000 euros en el divorcio de la infanta Cristina. Es el dinero que reclama para guardar silencio acerca de los secretos que conoce de la familia real y que escribió en unas memorias mientras estaba en la cárcel de Brieva cumpliendo condena por el caso Nóos.

Un dinero que habría aceptado pagar el rey emérito Juan Carlos I por la cuenta que le trae. Y es que el ex monarca aparecería en muchos de los relatos de estas memorias. Aunque por lo que han contado muchos periodistas especializados en la casa real, no sería la primera vez que Juan Carlos chantajea a alguien para recibir tratos de favor.

Los chantajes de Juan Carlos I para librar a su hija de la cárcel

Por ejemplo, lo que contó Pilar Urbano en el libro 'Pieza 25, salvar a la Infanta' y en su aparición en el programa ‘Chester’ de Risto Mejide. Urbano explica lo que precisamente ocurrió en el desarrollo del caso Nóos y como Juan Carlos movió hilos para proteger a su hija.  

Juan Carlos y Cristina París EFE
Juan Carlos y Cristina París EFE

Según la escritora, hubo una reunión clave entre Juan Carlos, el ministro de Justicia, el fiscal general del Estado y el jefe de la Casa Real. Una estampa que definió como “el complot de Estado para salvar a la infanta”. “En esa reunión se dice que de ninguna manera la infanta Cristina se puede sentar como imputada al juez Castro”, comentó Pilar. “Este Castro de qué va”, iba diciendo el emérito. Y para “que la infanta no sea imputada, el fiscal crea un documento, una hoja de ruta, en la que dice qué pasos hay que seguir para que la infanta no sea imputada”.

“Se le presionó, le siguieron, le persiguieron, le espiaron conversaciones, le ponían silicona en la cerradura, le rajaron las ruedas del coche”, explicó Urbano sobre lo que le hicieron al juez. Una serie de acciones que “hicieron los de siempre, los sicarios que se encargan de eso”.  

Felipe interviene, pero no es suficiente

Felipe VI, por su parte, intentó que todo el proceso siguiera con normalidad. “El papel de la Corona ha sido muy bueno y no creo que Felipe lo rompa ahora. Él es distinto a su padre”, comentó Urbano. Y lo ejemplificó con un episodio muy esclarecedor. “Cuando el fiscal general fue a presentarle los respetos, él le dice: 'A la infanta trátela como a cualquier ciudadano' y Torres Dulce dice: 'Señor, en eso yo creo que no vamos a poder hacerle caso porque ya nos hemos comprometido con el rey (Juan Carlos)' y le sigue la respuesta del actual rey: 'El rey soy yo'”, relató la escritora.

No obstante, Felipe no se salió con la suya. El resto de la historia es pública. La infanta Cristina se hizo la loca con los delitos de su marido, Urdangarin acaba en la cárcel y Felipe lo único que puede hacer es alejarlos a todos de la familia real, incluida su hermana.