Zarzuela siempre mira de reojo a las otras Casas reales que conservan intacto su prestigio como representativas, institucionales y populares: las monarquías nórdicas. Mientras en Zarzuela conviven con un emérito corrupto, infiel y exiliado, dos infantas divorciadas, sobrinos semidelincuentes, un yerno que ha estado en la prisión y una reina adúltera, en países como Suecia o Noruega los reyes son personas ejemplares, sin escándalos de la medida y frecuencia de los Borbones. Uno de los hitos que les otorga más prestigio son los Premios Nobel, que entregan a los reyes de Suecia y de Noruega cada año a Oslo y Estocolmo. En España se quiso copiar este galardón y se ingeniaron los premios príncipe, ahora princesa, de Asturias, que concede un jurado y los entrega Leonor en Oviedo cada octubre. Mientras los premios princesa de Girona se dan a personas anónimas, los de Oviedo a personalidades consolidadas. Este año el premio de arte se ha concedido a Joan Manuel Serrat.

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Serrat en la rueda de prensa aceptante el premio, EFE

A Serrat, catalán de 80 años, el reconocimiento de la Corona española le llega tarde, retirado y como un símbolo del buen catalán que gusta a la monarquía: bilingüe, anti-indepe, poeta y poco amigo de meterse en pitotes contra la monarquía, una institución que va contra todos los ideales que defiende el noi del Poble Sec, hereditaria, clasista, machista, elitista y antidemocrática. Alguien podía soñar que Serrat rechazaría el premio por quién lo concede. ¿Cómo acepta un premio de la monarquía, el premio princesa de Asturias? Su respuesta vino cargada de cinismo: "Pues que le cambien el nombre al premio".

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Serrat, monárquico premiado, EFE

Es evidente que la Corona primero pregunta a los galardonados si aceptarán el premio y cuando reciben la respuesta afirmativa, hacen pública la lista de premiados. No concederán el galardón a Lluís Llach, tanto o más popular y mejor cantautor que Serrat, porque probablemente Llach rechazaría esta distinción de la monarquía. Serrat hace ver que el problema es el nombre y no, el problema es la institución monárquica en la cual da apoyo aceptando el premio. Una oportunidad perdida. Siempre le quedará recordar cómo militó contra el franquismo con Franco vivo o cómo se negó a representar en TVE en Eurovisión con La, la, la porque no le dejaban cantarla en catalán. Ahora, a los 80 años, la energía ya no es para hacer un alegato contra la Corona. En octubre se vestirá de veintiún botones y aceptará que una adolescente de 19 años, que reinará por el simple hecho de ser hija de alguien, le dé el premio. Los años pasan para todos.

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Serrat monárquico, EFE

 

Preguntado por la lengua catalana en qué alguna vez, no la mayoría, ha cantado, afirma que "Sin sentirme abanderado de ninguna causa, aunque sí cómplice de todo en lo que me he implicado a lo largo de los años, reivindico catalán y castellano con la certeza de que estos dos idiomas son una forma de entenderse y existir, conviviendo con toda naturalidad y sin necesidad de utilizar ningún diccionario para pasar de una a otra". El Noi del Poble Sec dice que ahora su gran preocupación es el ecologismo. El autor de 'Mediterráneo' ha acabado su comparecencia en Barcelona con un perfecto castellano: "Sed tan felices como yo lo soy hoy". Buen cantautor, satisfecho y monárquico.