Felipe VI y Letizia se desvincularon totalmente de los Borbón cuando estalló el caso Nóos y las polémicas de Juan Carlos I. Nadie confiaba en la corona y había que hacer todo lo posible para recuperar la confianza. El único fin era garantizar el futuro de Leonor. Han conseguido frenar los pies de la familia del rey, pero tampoco podían juntarse con los Ortiz Rocasolano. La reina no ganó esta batalla, también tuvo que alejarse de su hermana Telma o su sobrina Carla Vigo, que en más de una ocasión había protagonizado titulares como Froilán.

Recientemente es la familia de Letizia la que está protagonizando todos los titulares a causa del sonado divorcio de Telma Ortiz y Robert Gavin Bonnar. Telma Ortiz vuelve a estar en el centro de la tormenta, aunque a ella jamás le haya gustado aparecer en titulares. Se ha sabido que su matrimonio con Robert Gavin Bonnar ha llegado a su fin. Tras seis años juntos y una hija en común de cuatro, la pareja ha decidido romper definitivamente. No ha sido de un día para otro. Llevaban meses arrastrando tensiones, discusiones constantes y hasta problemas económicos que terminaron por dinamitar lo poco que quedaba. El punto de no retorno, cuentan, fue la polémica que surgió con la publicación de la novela El cuarto poder.
Lo cierto es que ni Telma ni Robert son primerizos en fracasos sentimentales. Ella ya vivió un episodio fugaz con Jaime del Burgo, mientras que él arrastraba un largo matrimonio con Sharon Corr, la violinista de The Corrs. La historia es conocida: Bonnar ejercía de abogado de Sharon y, en plena defensa, se cruzó con la hermana de la reina. El flechazo fue inmediato, pero el precio lo pagaron otros. Sharon se sintió traicionada, no solo por su marido, sino también por Telma, a quien consideraba amiga íntima. De ese desgarro nació incluso una canción, a lo Shakira, que dejaba poco a la imaginación.
Robert Gavin Bonnar forjó una estrecha relación de amistad con Letizia
Durante años, la pareja intentó mantenerse en la sombra, sin dar un solo motivo que pudiese salpicar a la Casa Real. Todo se llevó con enorme discreción, y su divorcio no iba a ser distinto. Según avanzó Vanitatis, la separación ya estaba firmada hace meses, aunque ninguno de los protagonistas se haya atrevido aún a confirmarlo públicamente. “Ha sido un proceso muy duro y es mejor no entrar en detalles, porque son íntimos y escabrosos”, señalaba la periodista Silvia Taulés. Y añadía con intención: “El drama familiar ha sido más profundo de lo que ha trascendido”.
En Zarzuela, las alarmas están encendidas. A Letizia no le gusta nada la situación y ha pedido máxima prudencia a su hermana. El temor es que Bonnar, que siempre supo cómo moverse cerca de la reina, utilice ahora ese conocimiento en su contra. Su cercanía con Letizia, dicen, fue más una estrategia que una muestra de afecto: ganar confianza para después tener información de primera mano. Y ese es el verdadero miedo. Si decide hablar, el daño podría ser enorme. En el peor de los escenarios, se avecina un nuevo caso Urdangarin. Bonnar sabe demasiado, y nada de lo que guarda parece inocuo.
