En plena vorágine anti-independentista, cuando las empresas se iban de Catalunya empujadas por un cambio legislativo de Rajoy, el rey Felipe presionó a directivos de la Seat para que abandonara Catalunya. La empresa de matriz alemana dijo que ni hablar de salir de un país por haber hecho un referéndum. Felipe se quedó con un palmo de narices. El jefe del Estado ridiculizado por una automovilística. Esta semana de octubre, el monarca recuerda aquellos movimientos pareciendo un vendedor de coches de segunda mano: en 48 h visita dos fábricas de automóviles: Opel y Renault:

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El lunes ha estado en la planta de Figueruelas, Zaragoza, visitando el Grupo PSA y ha conducido un Opel Corsa eléctrico en el que casi no cabía. Una visita de Estado a un pequeño municipio aragonés, pero a la Zona Franca o a Martorell no va, que está la Seat, que él considera "seatparatista". El miércoles tiene previsto seguir con "La semana del coche en Casa Real" y visitará la "factoría de montaje de Renault España en Valladolid, planta en la que se fabrica actualmente el modelo Captur".

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Dos plantas de fabricación de automóviles en 3 días, en Figueruelas y Valladolid. El rey cuesta a los españoles 8 millones de euros (declarados) y sirve para hacer anuncios caros de coches.