Con Juan Carlos "apartado" de la primera plana monárquica después de sus escándalos con Corinna y compañía, no sería de extrañar que cualquiera de estos días veamos al rey emérito contemplando unas obras o jugando a la petanca con algún grupo de jubilados. Mientras tanto, quien ha practicado un deporte similar ha sido su hijo, el rey Felipe.
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Durante la visita real post Premios Princesa de Asturias a la pedanía de la aldea de Moal, galardonada este año con el Premio Pueblo Ejemplar de Asturias, el monarca ha participado de un lanzamiento de bolo vaqueiro, uno de los deportes rurales más arraigados en Asturias. Felipe, según los presentes, ha derribado la mayoría de las piezas de madera ante la sorpresa de los vecinos del pueblo. Durante su recorrido acompañado de Letizia, los reyes se han detenido en un "prao" donde estaban cuatro jugadores de bolos que le han invitado a probar suerte. Y él, a pesar de su indumentaria inapropiada para esta práctica, ha cogido la bola de madera, de unos dos kilos de peso, y la ha lanzado con más contundencia -si cabe- que la de los cuerpos policiales en Catalunya el 1 de octubre del año pasado.
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De los 16 bolines que había a unos seis metros de Felipe, los ha tumbado casi todos, despertando los aplausos de su mujer y de las autoridades que le acompañaban. "Para ser la primera vez, ha sido espectacular, porque no es tan fácil como parece. La postura quizá no ha sido la más idónea, pero el resultado ha sido muy bueno", ha dicho uno de los jugadores locales. Un baño de elogios después de los abucheos del viernes a las puertas de los premios Princesa de Asturias... Seguro que Albert Rivera o Pablo Casado le llaman uno de estos días para decirle de ir a hacer unos bolos vaqueiros y hablar de la unidad de España.
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Por cierto, el rey ha rendido homenaje al "insustituible papel de las mujeres del mundo rural por haber sustentado la vida cotidiana durante décadas con un esfuerzo y un sacrificio ejemplares"... Y de sacrificios seguro que sabe mucho Felipe.