El verano de 2025 está siendo uno de los más duros para la reina Sofía. No por cuestiones públicas. Tampoco por agenda oficial. El motivo es familiar y profundamente personal. Su hermana, Irene de Grecia, atraviesa un momento de salud crítica.
Este año, su presencia en Mallorca fue mínima. Llegó el 3 de agosto, directamente para asistir a la recepción oficial en el Palacio de Marivent. Un acto cargado de miradas, ya que se trataba del debut de Leonor y la infanta Sofía en este evento. La ex monarca cumplió, sonrió, posó para las cámaras… y tras el acto, pidió volver a Madrid de inmediato.

La reina Sofía no pierde detalle de las evoluciones de su hermana Irene, la tía Pecu
No era un capricho. En Zarzuela, Irene la necesitaba. La situación médica es grave y delicada. Tanto, que Sofía había dudado incluso en viajar a Baleares este año. Fue su hijo, Felipe VI, quien le pidió que estuviera, al menos, para esa cita institucional.
La imagen que se vive en Palacio de la Zarzuela es inédita. Médicos entrando y saliendo. Enfermeras que se turnan las 24 horas. Son cuatro en total, organizadas en guardias que no dejan un minuto sin supervisión. Irene no queda sola ni un instante. Las atenciones son constantes: controles, medicación, cuidados específicos.

El control es absoluto. Se han adaptado habitaciones, se han instalado equipos médicos y se han reforzado las medidas de seguridad. Los especialistas revisan cada detalle. No se permite el más mínimo riesgo. Aun así, la realidad es que Irene empeora cada día.
Este ambiente ha afectado profundamente a Sofía. Aunque mantiene la compostura en público, en privado vive un desgaste emocional enorme. Ha reducido al mínimo sus apariciones. No hay cenas sociales, ni actos paralelos, ni escapadas. Su tiempo se reparte entre las estancias del palacio y las visitas de especialistas.
Irene de Grecia no mejora, Casa Real ha empezado a hablar del funeral
En la Casa Real, conscientes de la situación, han comenzado conversaciones discretas con Sofía. El tema, aunque doloroso, es inevitable: el funeral. Se está pactando cómo será, qué protocolo se aplicará y qué miembros de la familia estarán presentes. No es un trámite frío, sino una forma de anticiparse a un desenlace que todos temen pero pocos quieren pronunciar.
La relación entre Sofía e Irene ha sido siempre estrechísima. Compartieron infancia, exilio, compromisos y largos veranos en familia. En esta etapa final, la ex reina está decidida a que su hermana reciba el mejor cuidado posible. Para ella, no se trata solo de cumplir un deber familiar, sino de un acto de amor y lealtad.
En las próximas semanas, no se espera que Sofía retome su agenda habitual. Todo su tiempo y energía están puestos en Zarzuela, en esa habitación vigilada las 24 horas, donde médicos y enfermeras intentan frenar un deterioro que avanza sin tregua.