Estos no están siendo buenos tiempos para la reina Sofía que arrastra una profunda tristeza por los recientes episodios dolorosos que ha vivido dentro de su familia. En solo tres años ha tenido que afrontar la muerte de su hermano Constantino, fallecido tras un derrame cerebral, y también la de varios sobrinos de Juan Carlos I. A ello se suma la enfermedad que padece su hermana, diagnosticada con Alzheimer y que en los últimos meses ha sufrido un deterioro severo, hasta el punto de no reconocerla. En una de sus últimas apariciones públicas, Irene se mostró visiblemente desmejorada, con la mirada perdida y en silla de ruedas. Por ello Casa Real ya no quiere mostrarla en público. La reina emérita siente cómo el tiempo pasa, los años pesan y su entorno familiar, cada vez más dividido, la deja más sola.

Sus hijos están muy pendientes de ella, preocupados porque nunca antes la habían visto tan apagada. Intentan animarla organizando planes juntos y dándole mayor presencia en actos institucionales para mantenerla ocupada y con buen ánimo. Aunque en algún momento Felipe VI barajó retirarle sus funciones oficiales por su avanzada edad, finalmente decidieron que continúe desempeñándolas un tiempo más. Sin embargo, en los últimos meses se ha notado un claro desgaste en su salud: más debilidad, torpeza e incluso algunos lapsos de memoria.
Las personas más cercanas a Sofía aseguran que ya ha hablado con sus hijos sobre los detalles de su funeral. Es consciente de que se acerca el final de su vida y ha dejado todo previsto. Profundamente religiosa y con una firme fe en Dios, afronta la idea de la muerte con serenidad, como una etapa natural. Por eso, ha dejado escritas sus últimas voluntades, incluido el lugar donde quiere descansar. Tiene claro, eso sí, dónde no desea hacerlo: a diferencia de su esposo, rechaza la idea de ser enterrada en la Cripta Real de , donde además apenas queda espacio. No quiere compartir su eternidad con alguien que, según siente, nunca la amó y la traicionó.
La reina Sofía quiere incinerarse y lanzar sus cenizas al mar Egeo
Su deseo es ser incinerada y que sus cenizas sean esparcidas en el mar Egeo, el lugar que la vio nacer. Quiere una despedida discreta y sin grandes homenajes, en contraste con su marido, que aspira a recibir un funeral solemne, aunque su situación actual podría privarle de ciertos privilegios. “La reina Sofía me comentó que le gustaría que sus cenizas fueran arrojadas al mar Egeo, porque es su mar”, reveló la periodista.
Sobre Juan Carlos I, Urbano añadió: “Tiene reservado un lugar en el Panteón de Reyes de El Escorial, igual que la reina emérita por ser esposa y madre de rey. Me dijo que jamás pediría que su cuerpo fuera incinerado ni que sus cenizas se dispersaran. Quiere ser enterrado en la Cripta Real, porque quien ha sido rey siempre lo es, aunque ya no reine, y debe morir en su patria”. Así, marido y mujer, separados incluso en la eternidad.
