La vida de la reina Sofía ha cambiado por completo. Desde hace semanas, apenas se la ve fuera de Zarzuela. Sus salidas son contadas. Sus rutinas, mínimas. El personal asegura que la reina emérita se pasa los días en silencio, sin fuerzas y con los ojos enrojecidos.
El motivo de este encierro tiene nombre: Irene de Grecia. Su hermana, su sombra, su cómplice durante décadas. La mujer a la que llamaban cariñosamente tía Pecu. Hoy su estado de salud es dramático. Apenas camina. Apenas habla. Muchas veces no reconoce ni a quienes siempre estuvieron a su lado. Todo apunta, como afirman numerosos medios, a un Alzhéimer avanzado.
La reina Sofía pasa los días encerrada y sumida en una profunda tristeza
La enfermedad ha golpeado de lleno a Sofía. La reina se ha derrumbado. Ya no mantiene la energía de otros veranos. Ha renunciado a las largas estancias en Mallorca. Ni siquiera el Palacio de Marivent la anima. Lo único que le importa es estar junto a su hermana.

Aun así, hubo un acto que no pudo eludir: la tradicional recepción del 4 de agosto. La reina no quería acudir. Solo lo hizo porque el rey Felipe VI se lo pidió directamente. Cedió. Se dejó ver ante las cámaras. Sonrió. Saludó. Posó para las fotos. Pero en cuanto terminó el protocolo, pidió regresar de inmediato a Madrid.
Ese regreso marcó un antes y un después. Desde entonces, Sofía prácticamente no sale de su residencia. Ha dejado de atender compromisos sociales. Apenas recibe a unos pocos allegados. Las conversaciones telefónicas se cuentan con los dedos de una mano. Se ha vuelto más hermética que nunca.
Felipe VI volverá antes a España para estar con su madre
Lo que más preocupa a su entorno es su estado físico. La reina ha perdido el apetito. Come poco. Ha adelgazado visiblemente. Llora con frecuencia. Los médicos la vigilan de cerca, pero lo que realmente la consume es el dolor emocional. Su salud, dicen los que la ven a diario, está empezando a resentirse.

En este momento tan delicado, sus hijas, Elena y Cristina, se han convertido en su principal sostén. Se turnan para acompañarla. No solo ayudan en el cuidado de Irene, también cuidan a Sofía. Saben que la reina está frágil. Que se encuentra al límite. Que necesita apoyo constante. “Sus hijos están muy preocupados”, afirman desde el seno de Zarzuela.
El rey Felipe, mientras tanto, se encontraba en Grecia disfrutando de los últimos días de vacaciones. Pero la situación de su madre lo ha obligado a acortar la estancia. Ya ha tomado la decisión: regresará antes de lo previsto para estar junto a Sofía y relevar a sus hermanas. Volverá esta misma semana.