La reina Sofía siempre ha sido una de las ‘Royals’ más queridas a nivel europeo, pero Letizia ha conseguido hacerle sombra con el paso de los años. Se ha hablado mucho del carácter frío y calculador de la actual reina y de su manía de tenerlo todo controlado. La mujer de Juan Carlos I también tenía alguna que otra mala costumbre que sacaba de quicio a todo el mundo.
A diferencia de Juan Carlos I, no hay nada que reprochar a la emérita. De hecho, Sofía es la única de la familia que se mantiene en los Presupuestos Generales del Estado y aún realiza algunas funciones en su papel de emérita. Ha desempeñado su papel en sus cuatro décadas de reinado a la perfección, se ha complementado con su marido, aunque la relación nunca fuese exquisita. Este deber la ha hecho convertirse en una persona exigente consigo misma, pero también con el resto.
Es una persona responsable y muy querida, pero todo este trabajo de muchos años ha sido gracias en gran parte a su equipo de asesores. La reina Sofía se ha rodeado de personas de absoluta confianza capaces de soportar la presión de su trato implacable. Es rigurosa para ella, pero también con todas las personas que trabajan con ella.
La reina Sofía era muy rigurosa con las personas de su confianza
Pilar Eyre habló de estas características de Sofía en su post de la revista Lecturas, ‘No es por maldad’. Ha contado algunos detalles desconocidos del carácter de la mujer de Juan Carlos I. Todo empieza con su secreto para mantener un pelo casco tan bonito en esas condiciones. En sus años de reinado, Sofía siempre ha lucido el mismo peinado, aunque a veces con un tinte distinto. Así es en el día a día. ”La reina no se deja aconsejar y nunca protesta. Pero es inflexible con el servicio, si ve que una prenda no está bien planchada, no dice nada, se limita a tirarla al suelo".
Es una mujer con un carácter muy fuerte, se la compara con las reinas de series como ‘Juego de tronos’, pero sin necesidad de dragones. Según recogió del testimonio de una de las que formó parte de su equipo de peluquería que la trató al principio: “Si le dabas un tirón sin querer, no te decía nada, pero la mirada… buf, la mirada…”. Un recuerdo que aún le producía "un estremecimiento" al contarlo.
Es una mujer que ha ejercido su papel a la perfección. Se levanta reina y se acuesta reina. Su reinado ha sido intachable, se lo ha tomado muy en serio, unos valores que ha transmitido a Felipe VI, el actual Jefe de Estado.