La reina Sofía siempre se ha visto completamente sola. Vista en otros países como “la reina cornuda” por las infidelidades de Juan Carlos I. Completamente humillada. Los padres de Felipe VI nunca se quisieron. Se casaron por obligación, no tenían otra opción. La griega estaba enamorada de Harald de Noruega, pero no fue correspondido. Por otro lado, el emérito mantenía una relación discreta con Olghina de Robilant, pero Juan de Borbón se encargó de destruirla.
Sofía y Juan Carlos se casaron, pero la relación fue un absoluto desastre, como la boda. Parecía que no estaban destinados a estar juntos. Ni tan siquiera dormían en la misma habitación, no se podían ni ver. Solo mantenían relaciones íntimas para tener descendencia. Buscaban al varón que ocuparía el lugar del rey en el futuro. Hasta eso se les complicó. Felipe fue el tercer hijo del matrimonio, las primeras fueron niñas, Elena y Cristina. Una vez nació el príncipe de Asturias dejaron de meterse en la misma cama. La entonces reina se instaló en la vivienda que se construyó para Irene de Grecia, su hermana y principal apoyo.
Juan Carlos y Sofía quisieron divorciarse
Juan Carlos le era infiel en infinidad de ocasiones. Tuvo amantes en todos los puertos. Relaciones esporádicas y otras de las que se enamoró perdidamente, como con Corinna Larsen. Allí volvió a sentir cosas con el corazón. De hecho, tanto fue su amor que estuvo a punto de divorciarse de Sofía. Tenía intenciones de hacerlo. En 2012, casi en pleno escándalo por el caso Nóos, Juan Carlos reunió a sus tres hijos y les planteó la idea del divorcio. Se desconoce la opinión de Felipe, Cristina y Elena, pero Mariano Rajoy lo desaconsejó. Ese mismo año el emérito fue intervenido del pulmón en el hospital. Allí se encontraron Sofía y Corinna, pero tuvieron un desplante. Según relata la periodista Pilar Eyre, Juan Carlos le pidió a la reina que se fuera y que se quedara su amante, lo que motivó un “pobre mamá” dicho por su hijo, Felipe VI.
La reina Sofía también se planteó divorciarse en una ocasión, cuando encontró a Juan Carlos con su amante en el palacio de La Encomienda de Mudela sin avisar. En aquel momento ella tenía 37 años. Se fue a la India con sus tres hijos. Allí se encontraba la reina Federica en el exilio. Buscó apoyo en su madre, pero ésta le obligó a volverse a España. Sería una deshonra. Resignada volvió con los niños a Zarzuela. Nadie presagió nada, pareció un simple viaje.
La emérita no se atrevió a dar ese paso porque lo hubiese perdido todo. En una cláusula de divorcio, que también firmaron Felipe y Letizia, figura que los hijos de los reyes se quedarían en Zarzuela con el rey, lejos de la reina.