La reina Letizia y el rey Felipe están desde el lunes en Japón para asistir a la entronización del Emperador Naruhito. Y en el país nipón hemos visto las dos caras de la monarca. Y no nos refiramos a la reencarnación del protagonista de La profecía que vimos en los Premios Princesa de Asturias, sino a sus looks. Para volar (y aterrizar) escogió un outfit clásico, con un negro sobrio, tanto en los pantalones como en la americana, un dos piezas de Carolina Herrera elegante combinado con un jersey a cuadros grandes en blanco y negro de Boss que ya había lucido en otras ocasiones.

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Pero cuando ha llegado el gran momento, Letizia ha sacado del armario sus mejores galas y ha sorprendido a todo el mundo con un look muy poco habitual en ella. La reina ha sacado toda su artillería, la que enseña para grandes acontecimientos royals, para mostrarse como si fuera la emperatriz de Japón. Un vestido con estampado de flores que, a su manera, homenajea los bordados del país que la ha recibido, una pieza larga, de manga generosa, sin escote, de Matilde Cano. Imponente también, era el collar de joyas que lucía, y los pendientes de esmeraldas y diamantes. Por no hablar de la diadema-tocado de color rosa que ha llevado para recogerse el pelo, una especie de turbante de Nana Golmar, que competía, sin embargo, con la gran banda de colores amarillo y rojo estilo concurso de Mises

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El protocolo ha hecho que a Letizia y a Felipe les hayan colocado a la izquierda del emir de Catar, el jeque Tamim bin Hamad Al Zani, y a la derecha del jefe de Estado de Samoa, el príncipe Vaaletoa Sualavi II. El protocolo del acto obligaba a los reyes a no poder dialogar entre ellos, cosa que sí podrán hacer en la cena que esta noche ofrecerán el emperador Naruhito y su mujer Masako, a los invitados a la cena de gala. Veremos entonces con qué modelito nos sorprende la reina Letizia.