Este sábado 8 de septiembre la princesa de Asturias Leonor se hace mayor. La hija de los reyes Felipe y Letizia hace su primera visita oficial a esta comunidad para participar en los actos conmemorativos de los 1.300 años del origen del Reino de Asturias, los 100 años de la coronación de la Virgen de Covadonga y el centenario de la creación del primer parque nacional del país que reina su padre. Precisamente, en el mismo lugar donde su abuelo selló la continuidad de la Corona en Felipe.

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La familia real, con la niña al frente, pretende reivindicar la institución y sacar pecho para exhibir su voluntad de símbolo de la unidad del estado. Pero aunque las flores, la pompa y los aplausos están garantizados durante el paripé presidido por la princesa, en la tierra de Don Pelayo no todo son flores para Leonor y especialmente, sus padres. Porque no son bienvenidos por todo el mundo en Asturias, aunque parezca difícil de creer.

Según explica el diario El Mundo, el partido independentista y republicano Andecha Astur ha colgado esta pancarta para "recibir" a los borbones, donde se puede leer que "Asturias no tiene rey". Según su portavoz, "La entrega del Principado a Leonor es un acto de propaganda. Vienen a legitimar a su hija como heredera de Pelayo. Pero hace 1150 años que desaparecieron los reyes asturianos. No tiene que venir nadie de fuera a mandarnos, menos una monarquía". No acaban aquí las críticas: "la Transición no sólo no permitió no recuperar esta situación de autogobierno sino que impuso desde Madrid un Principado y un estatuto sin que el pueblo asturiano pudiera votarlo, como sí ocurrió en otros territorios".

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"La monarquía representa un modelo de gobierno anacrónico y caduco", explica el secretario de Comunicación del Partido Comunista de Astúrias, José Enrique Fernández González, "además, tenemos que padecer que la Jefatura del Estado esté en manos de una de las casas reales más corruptas, opulentas y despóticas". Por eso, cuando Leonor presida orgullosa las celebraciones en la Basílica de Covadonga, sus críticos estarán recorriendo a pie siete kilómetros hasta llegar a Cangas de Onís por un camino peatonal, porque la Delegación del Gobierno les ha prohibido marchar por la carretera ni llegar al santuario.