Este año, las vacaciones reales no están siendo todo lo provechosas como se pensaba la familia real. Con los reyes y sus hijas en Palma, tanto la reina, como la princesa como la infanta han dicho que ya están hasta el gorro de ir allí y el próximo año quieren marcharse a otro destino. En la isla se aburren, dicen, y el único que parece pasárselo bien es el rey Felipe cuando va a navegar con sus amigos. Este verano, sin embargo, lo ha hecho menos de lo que él hubiera querido. Y es que causas de fuerza mayor, junto con la dantesca situación en España, con muchos incendios declarados, han hecho que el Borbón haya vuelto antes de tiempo.

Recepción en Marivent Casa real
Recepción en Marivent Casa Real
Recepción en Marivent Casa reiala
Recepción en Marivent Casa Real

Con respecto a la familia real, sin embargo, un miembro lo está pasando mucho peor que el resto. Una mujer que está agotada, devastada anímicamente y físicamente, que no levanta cabeza y que según Pilar Eyre, se pasa las horas hundida, "llorando día y noche". Hablamos de la reina Sofía. La emérita empieza a dar señales más que evidentes de desgaste. Muy atrás queda su vigor y su empuje. Ahora parece un alma en pena. Según la escritora, en su artículo semana en Lecturas, "está realizando una vigilia dolorosa al lado de su hermana enferma". Sus hijas no la dejan sola en ningún momento. Saben que para su madre, su hermana Irene es básica, por eso sufren al ver cómo Sofía no puede hacer nada para que mejore la salud de su hermana.

La reina Sofía con su hermana Irene
La reina Sofía con su hermana Irene

Eyre explica que aunque las infantas Cristina y Elena están pendientes en todo momento de su madre, esta "parece haber llegado a su límite. Menos mal que tanto Sofía como Irene ven la muerte, no como un final, sino como el inicio de una nueva vida, me cuenta una persona que está al tanto de lo que pasa en el interior de Zarzuela". Por palacio va desfilando una multitud de personas del servicio, médicos, enfermeras o sacerdotes católicos y ortodoxos, que visitan a la reina para que llore las penas. Los sobrinos griegos la llaman día sí, día también, e incluso, explica Eyre, el rey Juan Carlos se interesa, vía sus hijas, por el estado de salud tanto de su todavía mujer como de su cuñada. ¿Y Felipe?

Felipe besa la mano de la reina Sofía
Felipe y Sofía

Su querido hijo, el preferido, por quien nunca ha disimulado sus preferencias, ha interrumpido las vacaciones para estar a su lado, después de que Sofía pregunte constantemente "¿Y Felipe? ¿Y Felipe"?. El monarca "ha acudido a su llamada totalmente roto, porque su madre es la persona que más quiere en el mundo. Me imagino la cara de felicidad de Sofía cuando ha visto aparecer a su hijo por la puerta, no sabría si era realidad o imaginación, tan confusa se siente. Porque este ha sido el verano horribilis de la reina Sofía". La periodista incide en que a pesar de mantener una agenda de actos considerable, la emérita está sufriendo un deterioro evidente: "Más delgada, ojerosa, su andar, antes ligero y juvenil, ahora es titubeante y torpe. Su eterna sonrisa se transforma a veces en una mueca de padecimiento, sus ojos se muestran apagados". Incluso, en la recepción en Marivent a las autoridades y personalidades baleares, "una señora que la trata todos los años me contó que 'le costaba hablar, me dio mucha pena. Parecía realmente que no estuviera allí".