La Zarzuela es un lugar blindado. Todo lo que sucede allí dentro es secreto. Nadie habla ni filtra. Lo que pasa entre sus muros no debe salir al exterior. El silencio es obligatorio. Hay guardias, protocolos, rondas, cámaras y un sistema de vigilancia que recuerda a una base militar. Pero el verdadero escudo es otro: las cláusulas de confidencialidad.

Cada empleado que pisa el palacio debe firmarlas. Son documentos estrictos, con consecuencias millonarias si se rompen. No se pueden contar detalles de la vida privada de los reyes. Ni conversaciones, ni visitas, ni hábitos. Nada. Este control tiene una razón: proteger la imagen pública de la monarquía. Como institución, debe parecer estable, unida, intachable. Aunque la realidad sea muy distinta.

Letizia en Zarzuela
Letizia y Felipe VI en Zarzuela

El matrimonio de Felipe VI y Letizia es una representación

Desde hace años se habla del matrimonio desgastado entre Felipe VI y Letizia. Una relación que se mantiene por obligación, no por afecto. Como ocurrió en su día con Juan Carlos I y la reina Sofía. La prioridad es mantener la fachada de unidad.

Según varias fuentes próximas, como la periodista Pilar Eyre, el matrimonio real sería un espectáculo muy bien orquestado. Una ficción. “Son un equipo de trabajo”, ha afirmado la periodista. Un acuerdo silencioso para salvar la Corona. No hay amor, únicamente compromiso institucional.

Dentro de Zarzuela, muchos empleados lo saben o lo intuyen. Pero nadie puede decirlo. Porque si lo hicieran, lo perderían todo. El contrato lo deja claro: quien filtre algo será perseguido legalmente, despedido, y su familia podría verse afectada.

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Felipe VI y Letizia en Zarzuela

Nadie puede contar lo que pasa dentro de los muros de palacio

Hay incluso medidas extremas. Al entrar al recinto, cada trabajador debe pasar por arcos de seguridad. Se les cachea. Y deben dejar sus móviles y dispositivos en taquillas. Está prohibido grabar o hacer fotos.

Así, la vida privada de Letizia se mantiene así fuera del foco. Si recibe visitas o si, como han apuntado comunicadoras como Laura Rodríguez o Maica Vasco, los presuntos amantes de Letizia duermen en  Zarzuela, solo lo saben unos pocos. Pero se quedará en eso. En un secreto. Porque contarlo sería una ruina personal.  En cualquier caso, para muchos, que vivan separados o tengan otras relaciones no importa. Lo que se espera de ellos es que representen bien a España.