Paloma Rocasolano ha perdido mucha presencia en el entorno cercano de la familia real. Durante años, la madre de la reina Letizia ha tenido mucho peso. Ella se encargaba principalmente de sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Mucho más que la reina emérita Sofía. No porque a la madre de Felipe VI le diera pereza, sino porque Letizia prefería a sus personas de confianza.
Así, durante años, Paloma disfrutó de las comodidades de Zarzuela a diario. Pilar Eyre reveló que incluso tenía su habitación privada en palacio. Además, disfrutaba de privilegios como usar el servicio de lavandería o el de cocina de los reyes. Se dice que incluso se había llevado fiambreras con comida a casa, o que durante la pandemia pedía que se la llevaran a casa.

Se acabaron los privilegios para Paloma Rocasolano
Pero a finales de 2023 se produjo un punto de inflexión. Leonor y Sofía dejaron de vivir en Zarzuela. La primera se fue a realizar formación militar. La segunda se fue Gales. En este escenario, la presencia de Paloma en palacio tenía poca razón de ser.
Algunas fuentes apuntan a que este solo fue el relato oficial. Y que la realidad respondía al escándalo de la presunta relación entre Letizia y Jaime del Burgo. A finales de 2023 fue cuando el abogado empezó a hacer revelaciones sobre esta supuesta relación. Y aunque la crisis entre Felipe y Letizia duraba desde hace años, este episodio derivó en el punto de no retorno. Dicen que el rey ya lo sabía todo de antes y que, en realidad, lo que le molestó fue que la reina no supiera mantener callado a su amante.
En cualquier caso, Felipe aprovechó que el Pisuerga pasaba por Valladolid para limpiar Zarzuela de Rocasolanos, tal y como Letizia la había limpiado años atrás de Marichalares, Urdangarines y borbones.

Los veranos de Paloma Rocasolano en Son Vent son cosa del pasado
Atrás quedaron así los veraneos de lujo de Paloma Rocasolano en Mallorca. La madre de Letizia solía apuntarse unos días con la familia real para disfrutar del sol balear. Y se instalaba en Son Vent, que son los aposentos de Felipe y Letizia. Se trata de una masía de 650 m² cercana al palacio de Marivent. Esta residencia fue un regalo institucional al entonces príncipe Felipe en 1992, durante la presidencia de Gabriel Cañellas.
Situada en Cala Mayor, Son Vent es una mansión oculta entre árboles y muros verdes. La casa cuenta con cuatro plantas: sótano, buhardilla y dos niveles principales. Tiene ocho dormitorios, tres baños, biblioteca, salón abovedado y un amplio jardín con palmeras, limoneros, higueras y pinos.
En 2004, coincidiendo con la boda de los actuales Reyes, el Ayuntamiento de Palma les regaló un olivo centenario, plantado en esa misma finca. También se levantó un nuevo muro perimetral, ampliando la zona de seguridad. Dentro de ese recinto se encuentran los pabellones de las infantas Elena y Cristina y el propio palacio de Marivent.