Hace ya unos años que Pablo Urdangarin juega en uno de los equipos más históricos en el mundo del balonmano, el Granollers, después de hacer las maletas del Barça donde triunfó su padre Iñaki. Ahora, después de diferentes temporadas destacando en el conjunto vallesano, ha tenido una de las alegrías más grandes en su carrera profesional: ser convocado por primera vez con la selección española. La Roja juega esta tarde de jueves un amistoso con Suecia, y el joven Borbón, a sus 24 años, lo vive como un niño con zapatos nuevos. El sobrino de Felipe, octavo en la línea de sucesión al trono, debuta como internacional (no lo había hecho nunca en categorías inferiores) después de los escándalos familiares por el caso Nóos, por el ingreso en prisión de su padre o por la mudanza de su madre a Ginebra.


Antes del partido y de debutar con la selección española, el segundo hijo de Urdangarin y la infanta Cristina ha atendido al diario El Mundo donde no se ha cortado a la hora de revelar peculiaridades sobre su figura y sobre el hecho de ser quien es. Un Pablo Urdangarin que parece el más centrado de los cuatro hijos de los ex duques de Palma, que cuando le ponen encima de la mesa el hecho de si le han preguntado en el vestuario de la Roja por su célebre tío o abuelo, o qué pasa dentro de las paredes del Palacio Real, admite que "alguna broma me ha caído sobre el protocolo, sobre cómo llamarme. Pero todo el mundo me trata como uno más. Es lo normal". Después de jugar en el Hannover, el Nantes, el Barça y ahora en el Granollers, le ha llegado una oportunidad que deseaba jugando como lateral ofensivo y teniendo muchos minutos también en defensa.


Urdangarin no rehúye la atención por llevar el apellido Borbón, y dice que "desde pequeño aprendí a vivir con esa atención, al igual que mis hermanos. Tengo recuerdos de niño con la cámara encima cuando salía de casa. Al final aprendes a cómo comportarte en ciertos momentos, a qué decir, a qué no decir... En el balonmano no me ha afectado nunca. Pero lo que me pone más nervioso es la propia competición, no lo que pase fuera. Hablo mucho con mi padre sobre eso". Justamente, revela que es Iñaki Urdangarin la persona con la que habla siempre, siempre, siempre, antes de un partido. Una especie de ritual padre-hijo donde Iñaki hace como una especie de "mi psicólogo. Antes de cada partido le llamo y me ayuda mucho explicarle cómo me siento. Me tranquiliza mucho. Él sabe qué es jugar los partidos grandes, jugarse títulos, jugar con la selección". No es el único royal de la familia con quien habla de balonmano. También lo hace con su tío, el rey Felipe: "Cuando nos vemos me pregunta por cómo me van las cosas, conoce bien el deporte y hablamos sobre ello. Es lo normal".


Por ser quien es, también ha recibido muchos insultos en las pistas, por parte de un público que no comulga con la monarquía y que le busca las cosquillas. ¿Cómo le afectan a él?: "No creas, en el balonmano hay un ambiente muy sano. Está claro que en partidos muy calientes, en pueblos que viven mucho el balonmano, recibo algunos insultos, me dicen cosas sobre mis apellidos... Pero nunca me lo he tomado mal. Si me quieren sacar del partido es porque lo estoy haciendo bien. He vivido muchos años en el extranjero y las cámaras no estaban siempre. He vivido experiencias como las de cualquier joven. Supongo que en determinadas cosas lo he tenido más difícil y, en otras, más fácil".