La princesa Leonor atraviesa uno de los cursos más exigentes de su formación. Desde el pasado 1 de septiembre estudia en la Escuela del Aire de San Javier, el último de los tres cuerpos del ejército por los que debe pasar antes de cerrar su preparación militar. Ya completó su etapa en la Academia de Zaragoza y en la Escuela Naval de Marín, y el próximo verano pondrá el broche final a este ciclo con la máxima distinción que solo han recibido hasta ahora su abuelo, Juan Carlos I, y su padre, Felipe VI. Después de eso, comenzará una nueva etapa en la universidad.

Leonor probándose el casco de San Javier
Leonor probándose el casco de San Javier

Este tercer año, sin embargo, está resultando más complicado de lo previsto. La heredera al trono sufre miedo a las alturas, lo que le impide realizar prácticas reales de vuelo. Por el momento solo entrena en el simulador del Pilatus C-21, y si alguna vez llegara a pilotar una aeronave, lo haría acompañada de su instructora. A diferencia de muchos de sus compañeros, que viven la aviación con verdadera pasión, para Leonor esta etapa es más una obligación que un deseo. La disciplina, el esfuerzo físico y la dureza del entrenamiento no le resultan fáciles, pero asume su deber con responsabilidad. En más de una ocasión se ha visto que no cumple con las exigencias, no tiene una buena forma física.

Leonor, amonestada por llegar tarde y saltarse las normas, no tiene privilegios 

Felipe VI y la reina Letizia insisten en que su hija reciba el mismo trato que el resto de sus compañeros. Aun así, dentro de la institución se han hecho ciertas adaptaciones para ajustar el programa a su calendario, de forma que pueda completar toda la formación en tan solo un año.

La estricta disciplina militar no entiende de títulos, y Leonor ya lo ha comprobado en primera persona. Hace unos días, fue sancionada junto a varios compañeros por regresar más tarde de lo permitido a los dormitorios. Las normas son claras: a las 22:30 todos deben estar preparados para el descanso. No era la primera vez que incumplía el horario, y sus superiores decidieron dejar constancia de ello con una amonestación formal. La decisión ha sido aplaudida dentro del centro, ya que demuestra que la princesa no goza de privilegios y debe responder ante las mismas reglas que el resto.

Pese a todo, Leonor sigue adelante, consciente de que cada paso que da en San Javier la acerca un poco más a su destino. Su esfuerzo, aunque discreto, está marcando un camino que nadie le ha regalado.

La princesa Leonor en San Javier Casa Real5
La princesa Leonor en San Javier Casa Real5