Lo que parecía ser el gran sueño americano para Meghan Markle se ha convertido, poco a poco, en una amarga pesadilla. Tras abandonar el Reino Unido con la esperanza de encontrar su lugar en la élite de Hollywood, la duquesa de Sussex se enfrenta ahora a un nuevo y sonoro desplante: no fue invitada a la boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez, uno de los eventos más exclusivos del año, celebrado en Venecia.
Un acto al que asistieron celebridades, empresarios y miembros influyentes de la sociedad norteamericana, pero no la exactriz de Suits. Una fuente cercana al círculo de Meghan confesó que el gesto fue recibido como una "afrenta personal". No solo por el desplante en sí, sino por lo que representa: la exclusión definitiva de la aristocracia social de Hollywood y Silicon Valley, un terreno que Meghan ha intentado conquistar con desesperación desde su regreso a California junto al príncipe Harry.
La duquesa de Sussex celebra el 4 de julio con Archie y Lilibet mientras la élite le da la espalda
Frustrada por el rechazo, Meghan intentó virar la narrativa con una inesperada maniobra mediática. Decidió compartir con el mundo cómo el príncipe Archie y la pequeña Lilibet celebran la tradición americana del 4 de julio, algo que, según sus palabras, forma parte del legado cultural que quiere transmitir a sus hijos. Con cupcakes decorados con los colores de la bandera y un pastel patriótico personalizado, Meghan expresó en sus redes sociales: “¡Ahora nuestros hijos están en la tradición! Feliz día de la independencia”. De esta manera, la duquesa de Sussex buscó reafirmar su arraigo estadounidense, mientras el resto de la jet set comentaba sobre el lujosísimo enlace entre Bezos y Sánchez.
No obstante, el gesto fue percibido por algunos como un intento forzado de reconexión con sus raíces, justo cuando más expuesta se encuentra su vulnerabilidad social. En lugar de una celebración espontánea, muchos interpretaron esta escena hogareña como una estrategia desesperada para ganar titulares y simpatías… algo que, sin duda, logró, aunque no en el tono que esperaba.
El sueño americano de Meghan Markle se desmorona
La duquesa de Sussex había puesto todas sus fichas en su mudanza a Montecito. Desde su llegada, no ha parado de buscar alianzas estratégicas, acuerdos con productoras, y vínculos con las familias más influyentes del entretenimiento y la tecnología. Pero la realidad ha sido otra. La exclusión de eventos como la boda de Bezos solo confirma lo que ya muchos sospechan: el plan de Meghan de convertirse en reina del círculo VIP estadounidense ha fracasado. La exprotagonista de Suits ha intentado demostrar que, aunque sus hijos sean parte de la Familia Real británica, ella quiere criar a Archie y Lilibet bajo valores y tradiciones norteamericanas. Pero ni su fervor patriótico ni su actitud maternal consiguen abrirle las puertas de la élite de Hollywood a la que tanto anhela pertenecer.
El episodio con Jeff Bezos podría ser solo la punta del iceberg. Algunos medios especulan con que la duquesa de Sussex ha sido “vetada silenciosamente” por parte de la jet set estadounidense, tras numerosos fracasos mediáticos y negocios truncados, como su breve asociación con Spotify. Otros apuntan a su “afán de protagonismo” como el verdadero motivo de su impopularidad.