Durante décadas, la reina Sofía ha sido considerada un símbolo de discreción, deber y fidelidad a la monarquía española. Incluso como reina emérita, continúa cumpliendo funciones institucionales con diligencia, mostrando un compromiso que ha sido ejemplo para otras figuras de la realeza europea. Todo ello a pesar de las continuas humillaciones públicas que ha sufrido a manos de Juan Carlos I.

Sin embargo, tras esa imagen casi perfecta, hay detalles que confirman que no todo es tan impecable. Aunque no ha sido un secreto absoluto, se ha hablado poco del vicio de Sofía por el cigarrillo. Según relatos biográficos y testimonios recogidos en obras como “Doña Sofía. La Reina habla de su vida”, la madre del rey Felipe VI fue una fumadora habitual durante buena parte de su vida. En sus momentos más intensos, llegó a fumar hasta diez cigarrillos al día. Su afición al tabaco comenzó en la juventud, supuestamente para “parecer mayor”, una motivación común entre muchas mujeres de su generación.

Reina Sofia
Reina Sofía

La reina Sofía ha mantenido el vicio malo del tabaco hasta hoy en día

Con el paso de los años, y sobre todo tras cumplir los 80, la reina ha afirmado en círculos privados que su consumo es esporádico, limitándolo a momentos muy concretos, como después de las comidas o durante una conversación íntima. Para ella, fumar un cigarrillo no sería más que un "pequeño placer". Sin embargo, este hábito ha sido objeto de críticas y advertencias por parte de médicos vinculados a la Casa Real, quienes han alertado sobre los riesgos severos que supone el tabaco a su edad.

Según fuentes próximas a Zarzuela, los profesionales encargados de su salud han sido tajantes: le han ordenado abandonar el tabaco de forma definitiva, advirtiendo que incluso una cantidad mínima puede tener efectos irreversibles sobre su sistema cardiovascular, su capacidad respiratoria y, en última instancia, su esperanza de vida. La reina emérita no es ajena al deterioro físico propio de la edad, y cualquier factor de riesgo añadido, como el tabaco, representa una amenaza.

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Reina Sofía / EFE

Los médicos le recomiendan abandonar el hábito

El entorno familiar tampoco ha permanecido ajeno a esta situación. Tanto el rey Felipe como la infanta Elena y la infanta Cristina han mostrado preocupación ante lo que consideran una falta de responsabilidad personal. Para muchos, resulta contradictorio que una figura tan entregada a la causa pública no siga al pie de la letra las indicaciones médicas que garantizarían su bienestar.

Se dice que la reina Sofía ha accedido a seguir un plan progresivo de abandono del hábito, supervisado por un equipo médico de confianza. Aunque no ha dejado de fumar de inmediato, ha reducido notablemente el consumo, con el objetivo de eliminar por completo la nicotina de su vida.