¿Dónde estaba Amalia? Esa fue la pregunta que retumbó en los medios neerlandeses y europeos cuando el pasado sábado, 24 de mayo, la reina Máxima de Holanda y el rey Guillermo Alejandro asistieron a un evento crucial: la graduación de la princesa Ariane, su hija menor. Todos los focos estaban puestos sobre la familia real, pero hubo una gran ausente: la princesa Amalia, heredera al trono, quien no apareció en una jornada que muchos califican como histórica para la familia.

Ante la ola de rumores que estalló tras esta ausencia inesperada, la reina Máxima salió al paso de las especulaciones con una explicación aparentemente sencilla: Amalia se encuentra centrada en sus exámenes finales de la exigente carrera universitaria que cursa en Ámsterdam. Sin embargo, esta justificación ha abierto aún más interrogantes sobre la salud emocional y la presión que enfrenta la joven heredera.

Amalia, entre libros y rumores de agotamiento emocional

Actualmente, Amalia de Holanda estudia una prestigiosa carrera de Política, Psicología, Derecho y Economía en la Universidad de Ámsterdam, una formación diseñada para forjar líderes globales, pero que también impone una carga de trabajo extenuante. La reina Máxima ha defendido públicamente el compromiso académico de su hija, asegurando que se encuentra concentrada y decidida, pero las voces críticas no se han hecho esperar.

Fuentes cercanas a la Casa Real han filtrado a medios locales que Amalia habría sufrido episodios de ansiedad debido a la presión mediática y la constante vigilancia sobre su imagen pública. Desde su regreso a los Países Bajos tras estar un año en España debido a las amenazas de secuestro por parte de la Mocro Maffia, la joven ha intentado mantener un perfil bajo, lo que ha dado pie a conjeturas sobre su estabilidad emocional. La decisión de no acudir al acto de Ariane podría no ser solo académica, sino también personal y emocional.

Ariane brilla en solitario y desata comparaciones entre hermanas

Mientras tanto, Ariane de Holanda acaparaba todo el protagonismo en su graduación en el United World College Adriatic, una institución de élite donde también estudió la infanta Sofía de España, pero en su sede en Gales. La benjamina de la familia real neerlandesa, que recientemente cumplió 18 años, recibió con honores dos condecoraciones: la Gran Cruz de la Orden del León Neerlandés y la Orden del León de Oro de Nassau, gestos que consolidan su creciente visibilidad institucional.

Lo llamativo es que, a diferencia de Amalia o incluso de su hermana mediana Alexia, Ariane siempre ha sido la más reservada y alejada del foco mediático. Sin embargo, su reciente irrupción en la agenda pública ha provocado comparaciones inevitables. Algunos expertos apuntan a un posible "relevo simbólico", mientras otros aseguran que el auge de Ariane responde a la estrategia de la Casa Real de desviar la atención del desgaste mediático de Amalia.

La ausencia de Amalia no es un simple hecho aislado. Se suma a una cadena de episodios en los que la heredera ha brillado por su falta de presencia en actos familiares clave. ¿Está la princesa realmente abrumada por la presión de ser la próxima reina? ¿O se está gestando un distanciamiento progresivo con respecto a la vida institucional? Lo que sí es un hecho es que, mientras Ariane gana protagonismo, Amalia se enfrenta a un desafío mucho mayor: sobrevivir emocionalmente a las exigencias de la Corona.