Finalizada su etapa en el Juan Sebastián Elcano, donde estuvo casi cinco meses rodeada de atenciones, la princesa Leonor empieza este sábado una nueva etapa en su formación militar. Y aunque será corta, será una de las más duras. La heredera se embarca en la fragata Blas de Lezo, un barco que nada tiene que ver con el Elcano. Se trata de uno de los buques de guerra más modernos de la Armada Española, Y, según cuentan fuentes del entorno naval, hay preocupación entre la tripulación.

La diferencia entre ambos buques no puede ser más clara. Mientras que el Elcano sirve como embajador flotante, con protocolos, recepciones y un componente ceremonial, el Blas de Lezo opera como barco de combate real. Con maniobras técnicas, jornadas intensas y turnos que pueden extenderse sin descanso durante horas, no hay espacio para debilidades ni favoritismos. Es por eso que entre la tripulación se ha generado una notable preocupación. El motivo: el bajo estado de forma de la princesa.

Leonor llega Nueva York
Leonor 

Leonor, ante la fase más dura de su formación militar

Leonor será guardiamarina en formación, con tareas reales y la posibilidad de asumir funciones de coordinación de brigada. En otras palabras: no se espera de ella una presencia simbólica, sino trabajo real. Y ese trabajo exige resistencia, reflejos, aguante y capacidad de adaptación. Capacidades físicas que, sin embargo, algunos dudan que haya desarrollado adecuadamente.

A la hija del rey Felipe VI y la reina Letizia, antes de embarcarse en el Elcano, ya le recomendaron ponerse en forma. De hecho, lo hicieron en cuanto salió de la Academia Militar de Zaragoza, antes de ingresar en la Escuela Naval de Marín. Y lo mismo le indicaron antes de subirse al Blas de Lezo.

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Fragata Blas de Lezo EuropaPress

La princesa Leonor llega al Blas de Lezo baja de forma

Pero ni entonces hizo caso ni lo ha hecho ahora. Ya en el Elcano, la princesa dejó mucho que desear. Se ha dicho que incluso la liberaron de algunas de las tareas más duras, pues no habría sido capaz de completarlas. Y saben que, desde que desembarcó del Elcano, la heredera no ha hecho nada para llegar a la fragata en mejores condiciones.

Según relatan, quienes han coincidido con Leonor en horas previas al embarque aseguran que su estado físico actual no es el más adecuado para lo que está a punto de afrontar.  En el Elcano se le dio margen. Aquí no se puede permitir ese lujo. La fragata Blas de Lezo no entiende de títulos: aquí todos son marineros, y todos tienen que estar a la altura.