Ejemplaridad es la palabra con la que podríamos definir a la monarquía danesa. Una monarquía que está liderada por Margarita II de Dinamarca, que cuenta con el explícito apoyo de su hermana la princesa Benedicta y el de sus dos hijos, el príncipe heredero Federico -que cuando sea Rey será Federico X- y Joaquín, el marido de la princesa Marie. Aunque en estos últimos meses la Casa de Glücksburg haya tenido sus más y sus menos con el despojo de cuatro de los nietos de Su Majestad de los títulos de príncipe, Dinamarca goza de una amplísima salud democrática. Margarita representa al pueblo y la gente la idolatra. El pasado domingo celebró su 83º cumpleaños saliendo a saludar a sus conciudadanos en el palacio de Amalienborg en una ceremonia que estuvo marcada por un cambio de guardia único en el vecindario real. Y es que ser guardia real de La Reina es un privilegio para muchos.

Margarita Dinamarca reunión familiar aniversario   GTRES
Margarita Dinamarca reunión familiar aniversario GTRES

Muchos daneses estarían muy agradecidos y orgullosos de servir a SM, pero solo unos pocos pueden hacerlo. Ser guardia real tiene unas condiciones, entre ellas una altura determinada y un peso, pero sobre todo, ser leal a la corona. En las distintas ubicaciones reales que hay en Copenhagen se pueden ver varios Den Kongelige Livgarde custodiando los palacios y las oficinas de la monarca. Parecen monigotes, simples maniquíes, pero su tarea es muy importante. Margarita II les tiene una gran estima y lleva más de medio siglo agradeciéndoles su servicio al Reino de Dinamarca. La madre de Federico y Joaquín está muy orgullosa de ellos y los protege. Y es que su faena no es otra que la de guardar la máxima seguridad en los aledaños de las viviendas reales, especialmente en Amalienborg. Hay que ir con mucho cuidado con ellos porque tienen órdenes reales de ser simpáticos, pero también una conversación con ellos te puede salir rana.

Y es que, según ha podido saber en exclusiva EN Blau, los ciudadanos del país pueden conversar con los guardias reales, algo inédito en otras monarquías europeas. Son agradables y morrocotudos, sin embargo, se las gastan que no veas si cualquier ciudadano incumple una norma básica en Dinamarca, la de no acercarse más de un metro de ellos. Escopeta en mano, si esto sucede y pretendes darle un beso, susurrarle en el oído o, simplemente, hablarle muy de cerca a un guardia real, él tiene toda la legitimidad del mundo (otorgada por Margarita) para darte un golpetazo con su escopeta. No te va a disparar, pero sí que te puede lesionar. No se están por tonterías: su único interés es ser fieles y leales a quien les da trabajo, Margarita II de Dinamarca.

Margarita de Dinamarca EFE
Margarita de Dinamarca EFE

Nariz rota

En varias ocasiones ha habido incidentes con guardias de seguridad, como fue el caso de un habitante de Singapur (suponemos que amigo del singapurense Peter Lim, jefe máximo del Valencia CF). Este, desconocedor del protocolo que se debe seguir con los sirvientes de La Reina, se le acercó demasiado a un guardia real y este activó el mecanismo de defensa. Levantó la escopeta con fuerza para apartar a este turista y el nativo de Singapur acabó con la nariz rota. Lo dicho, los guardias son muy amables hasta que les tocas las narices.

Guardia Real Dinamarca   Guía low cost
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