La Familia Real ha desaparecido del mapa mediático por Navidad. El paupérrimo e irrelevante mensaje de Felipe VI la noche del 24 cerraba el chiringuito hasta nueva orden: la Pascua militar. La bomba de humo de estas fechas es una tradición borbónica, pero este año es también una necesidad imperiosa. Escondiditos se está mejor, teniendo en cuenta la que está cayendo por el escándalo de infidelidad de Letizia con Jaime del Burgo. Si ha habido un tema de conversación, de chismorreo e incluso de conflicto en muchas mesas de Navidad, este ha sido el de la asturiana con su excuñado. Todos los esfuerzos por silenciarlo han resultado inútiles, porque tapar el sol con un dedo nunca ha sido una buena estrategia. España sabe que el matrimonio real es un lodazal. Y el sudor frío baja como un torrente helado por Zarzuela. Un escenario que ha provocado movimientos a la desesperada.

El primero de ellos nos remonta al pasado 20 de diciembre, con la inmolación de la siempre inflexible Letizia hacia su familia política. Los detesta profundamente, los ha echado del núcleo duro de la Corona e incluso ha impuesto cordones sanitarios para evitar el contagio de sus porquerías, pero haber sido expuesta por Del Burgo ha provocado un milagro de Navidad: paz, amor y buenrollito ante de las cámaras durante la comida de celebración de los 60 años de Elena de Borbón. La consorte, del brazo de un malhumorado Felipe, pero haciendo ver que son un matrimonio ideal, se presentaba en el restaurante y se encontraba cara a cara con Juan Carlos, las infantas, Froilán, Vic, los sobrinos Urdangarin... El equipo de los enemigos al completo. El sacrificio respondía a una urgencia: salvar el futuro de la monarquía y de sus hijas Leonor y Sofía. La escena, impostada, falsa y ejecutada a última hora, habla muy bien del estado de nervios que reina, nunca mejor dicho, en esta familia.

Jaime del Burgo entre Felipe y Letizia en Italia, julio 2012, Twitter
Jaime del Burgo entre Felipe y Letizia en Italia, julio de 2012 / Twitter

El segundo intento de apaciguar el incendio royal ha llegado hace pocas horas a través de un canal sorprendente: Letizia vuelve a la televisión. La expresentadora será la protagonista estrella de un programa especial de Movistar+ que se emitirá el próximo día 6 de enero a favor de la salud mental. Los conductores e impulsores son Guillermo Fesser y Juan Luis Cano, el conocido dúo Gomaespuma, estrellas de la radio de hace décadas. El espacio ha empezado cebar, y de qué manera, con un vídeo en redes sociales. Letizia se declara fan de los humoristas, alaba a la Fundación y al objetivo de la iniciativa y nos deja una frase antológica: "Quién me iba a decir a mí que casi 40 años después iba a estar aquí". Se refiere al programa, pero ya puestos...

Letizia Gomaespuma Movistar+
Letizia con Gomaespuma / Movistar+

La operación de blanqueo está en marcha y la Casa Real fuerza la máquina para tapar las miserias que la rodean. Sin embargo, resulta algo hipócrita que haya escogido la salud mental como leitmotiv. Un problema que conoce de cerca, pero por el que nunca se había mojado de manera genuina. Dos nombres: Erika Ortiz y Carla Vigo. Su hermana, que se suicidó, y su sobrina huérfana, repudiada y abandonada por la tía. No ha movido ni medio músculo de manera pública en este sentido, una de las críticas más amargas que se le han hecho. Ahora todo ha cambiado. Y vaya cambio. Las prisas son así.

Erika ortiz, hermana leticia GTRES
Erika Ortiz / GTRES
Carla Vigo GTRES
Carla Vigo / GTRES