La princesa Leonor regresa a San Javier para culminar su formación militar en la Academia General del Aire, donde deberá completar el tercer y último ejército de su preparación. Este paso es imprescindible para recibir las condecoraciones que avalarán, en el futuro, su capacidad para heredar el trono. Sin embargo, lo que debería ser un año de consolidación se ha convertido en un auténtico desafío personal: la heredera padece acrofobia, un miedo intenso a las alturas, que se agrava con la idea de volar.

Princesa Leonor / Casa Real
Princesa Leonor / Casa Real

Según fuentes cercanas a la academia, Leonor no solo se siente insegura en los entrenamientos, sino que necesita ayuda profesional para superar sus crisis de ansiedad en los simuladores de vuelo. Un problema que, en un cadete normal, supondría un freno inmediato para continuar la formación, pero que en su caso se maneja con absoluta discreción. La prioridad es que la princesa supere los mínimos necesarios para poder completar el plan militar previsto, aunque para ello haya que flexibilizar normas o adaptar ejercicios.

Leonor tiene miedo a volar, se enfrenta a su prueba más dura 

El malestar entre sus compañeros es evidente. Muchos cadetes no entienden por qué se le concede un trato tan permisivo, cuando ellos deben cumplir sin excepciones cada prueba física, psicológica y técnica. El hecho de que Leonor no esté en la mejor forma física, tras un verano de excesos y con varios kilos de más, solo ha incrementado la percepción de que su progreso no se mide con el mismo rasero que el resto.

En la Academia del Aire, los instructores han recibido instrucciones claras: apoyar a la princesa, reforzar su seguridad y proporcionarle un entorno controlado. La acrofobia no solo la limita en los entrenamientos de vuelo, sino que también afecta a su imagen dentro de la institución, donde la disciplina y la capacidad de superación son valores sagrados.

Este será, sin duda, el año más complicado para Leonor. Su futuro como jefa suprema de las Fuerzas Armadas exige una preparación impecable, pero sus fobias y carencias ponen a prueba tanto a la propia heredera como al sistema que ha sido diseñado para ella. Un desastre para algunos, un reto para otros, pero siempre con el mismo final: Leonor será reina, aunque el camino esté lleno de privilegios, temores y polémicas.

Felipe VI y la princesa Leonor / EFE
Felipe VI y la princesa Leonor / EFE