Ni protocolos ni deberes. La princesa Leonor, heredera al trono y actual guardiamarina de la Armada Española, ha protagonizado un sonado desplante a los actos del Día de las Fuerzas Armadas en Tenerife, optando por un reencuentro con sus amigos en Madrid tras regresar de su travesía transatlántica en el buque escuela Juan Sebastián de Elcano. Aunque se especulaba con su posible presencia en el acto central del 7 de junio, su nombre no apareció en el programa oficial. ¿El motivo? Una noche de diversión y desconexión en la capital, muy lejos de los 3.266 militares que se preparan para el imponente desfile en Canarias.
Después de más de cuatro meses en alta mar, recorriendo más de 17.000 millas náuticas en su formación naval, la princesa de Asturias desembarcó en Nueva York el miércoles 4 de junio, desde donde voló directamente a Madrid. Y aunque tanto el Ejército como la Casa Real daban pistas en privado sobre su posible presencia en el acto conmemorativo, fuentes cercanas revelan que Leonor ha decidido aprovechar su primer fin de semana en tierra con un plan mucho más relajado y, sobre todo, nocturno, dejando atrás las formalidades en favor de un tiempo de desconexión y diversión.
Indignación en filas castrenses por el desplante de la princesa Leonor
El desfile, que se celebrará este sábado 7 en Santa Cruz de Tenerife, contará con la presencia de los reyes Felipe y Letizia y un despliegue sin precedentes: más de 3.000 efectivos, 55 aeronaves y cerca de un centenar de vehículos militares recorrerán la avenida de la Constitución bajo la mirada de las máximas autoridades del Estado. Sin embargo, la gran ausente será la futura Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, que ha preferido no acompañar a sus padres en una jornada de máximo simbolismo nacional.
El gesto ha sido interpretado por muchos como una falta de compromiso en un momento clave de su formación castrense. Y es que Leonor, que apenas disfrutará de unos días de descanso, ha dejado claro que, por ahora, quiere priorizar su vida social. Los rumores sobre una noche de fiesta en un exclusivo local madrileño con amigos que no veía desde enero han cobrado fuerza rápidamente. Aunque aún no han salido imágenes, las fuentes aseguran que la princesa no quiso perder la oportunidad de disfrutar su breve estancia en casa en lugar de vestirse de uniforme ante los focos.
Leonor, entre la fiesta y el deber: ¿decisión personal o estrategia palaciega?
Las preguntas no tardan en surgir: ¿Ha sido esta ausencia una elección propia o una maniobra orquestada por Zarzuela para suavizar su imagen de férrea disciplina? Fuentes próximas al entorno real aseguran que Leonor necesitaba este paréntesis para recargar energías, ya que en pocos días se embarcará de nuevo, esta vez en la fragata Blas de Lezo, uno de los buques más avanzados de la Armada Española.
Durante su estancia a bordo del F-103, la princesa vivirá un entrenamiento de alta exigencia que incluirá tácticas de combate, maniobras complejas, control de plataformas y participación en simulacros reales con armamento activo. Sin embargo, su controvertida decisión de ausentarse del homenaje nacional a las Fuerzas Armadas ha desatado un debate sobre el equilibrio entre deber institucional y vida privada en los nuevos tiempos de la monarquía española.