La princesa Leonor ha dado un paso firme que marca un antes y un después en su camino hacia la independencia. Ha decidido cortar de raíz con la estilista que llevaba meses influyendo en su imagen. Una profesional que no solo trabajaba con ella, sino que era además íntima amiga de la reina Letizia.
La decisión ha sorprendido dentro y fuera de Zarzuela. No es un gesto menor. Se trata de una declaración de intenciones. Leonor quiere tomar las riendas de su propia vida pública, aunque eso implique enfrentarse a la sombra alargada de su madre. Ya basta de intromisiones.
La princesa Leonor deja de confiar en la estilista de su madre, la reina Letizia
Durante años, la joven heredera había confiado en los consejos de esta asesora para sus apariciones oficiales. Los looks escogidos, las combinaciones de ropa y la estrategia visual estaban supervisados de cerca por alguien del círculo personal de Letizia. Pero Leonor, que ya suma actos en solitario y cada vez se enfrenta a mayor exposición, ha decidido que ha llegado el momento de volar sola.

El cambio no ha sido brusco, sino progresivo. En los últimos meses se han visto señales: vestidos más juveniles, marcas más accesibles, un aire menos encorsetado. Pequeños detalles que evidenciaban un estilo propio. Consciente de que la forma de vestir proyecta poder, frescura y cercanía, la princesa busca construir una imagen con sello personal, en sintonía con su generación Z y con los tiempos que corren.
La estilista, por su parte, había entrado en la vida de Leonor de la mano de Letizia. No era solo una profesional de confianza, sino también una amiga personal de la reina, alguien con influencia en su círculo más íntimo. Para Leonor, esa doble condición terminó siendo un problema. No quería sentirse permanentemente vigilada ni juzgada en algo tan personal como su indumentaria. Por eso optó por dar un portazo definitivo.

Leonor quiere ser ella misma, sin intromisiones
La decisión, aunque presentada como natural, tiene un peso simbólico. En la Casa Real, cada movimiento se analiza con lupa. Que la heredera decida apartar a una figura tan vinculada a su madre revela que Leonor está construyendo un espacio propio. Ya no se trata solo de aprender el oficio de reina, sino de romper amarras para no vivir a la sombra de Letizia.

El futuro mostrará hasta dónde llega esta nueva etapa. Lo que está claro es que Leonor no quiere ser una copia de nadie. Ni de su madre, ni de lo que esperan de ella. Prefiere apostar por la autenticidad, incluso si eso implica enfrentarse a tensiones dentro del entorno familiar. Con este gesto, la princesa manda un mensaje contundente: su imagen, su estilo y su camino los decide ella.