Leonor está de camino a Nueva York. Su último destino en la aventura a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano. Llegará la próxima semana y entre otras cosas visitará la Casa Blanca y será recibida finalmente por Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. La princesa empezó esta etapa con muy mal pie, las primeras tres semanas de viaje hasta llegar a Brasil en el frío invierno fue lo más complicado. Sufrió fuertes mareos y vómitos que la mantuvieron alejada de las clases y sus compañeros, ella tal solo había recibido tres meses de formación, los guardiamarinas ya estaban en su tercer curso. Ahora está aventura está a punto de terminar. En tan solo un mes volverá a estar en España después de recorrer ocho países en seis meses.

Leonor en el timón
Leonor en el timón

La princesa concluirá de esta forma su segundo año de formación militar, en esta ocasión con la armada, y recibirá otra máxima condecoración. Debe conseguir la de los tres ejércitos para heredar el trono. Felipe VI y Letizia nunca han querido que se haga una distinción con su hija. Han pedido a los comandantes que se la trate igual que a cualquier otro guardiamarina, aunque inevitablemente siempre han tenido algún que otro trato de favor. De hecho, ya de por sí las actividades de Leonor no se valoran con ninguna nota, ella recibirá la máxima puntuación y la máxima distinción aunque no realice ningún ejercicio. De todos modos, esto no enfada a sus compañeros porque la nota de la princesa no influye en la del resto, es como si ella no estuviese realizando esta formación con ellos sino de forma independiente.

Leonor se ausenta de algunas maniobras por no tener el nivel 

Hay muchas pruebas físicas que Leonor no realiza porque no tiene el nivel, no está preparada para unas pruebas tan duras. Algunos superiores de la embarcación han amonestado a la princesa por su bajo rendimiento y se le ha obligado a hacer algunos ejercicios extras en cubierta de buena mañana para ponerse en forma.

En ocasiones la princesa acaba muy cansada de tanto esfuerzo y prefiere quedarse descansando en su camarote mientras sus compañeros continúan con las maniobras. Son muchos los guardiamarinas que explican que a Leonor le gusta mucho dormir. Es la que más tarde se levanta si puede hacerlo y en ocasiones se ausenta de pruebas físicas porque la dejan descansar.

“No se trata de una cuestión de capacidades, sino de actitud. Ha habido días en que su rendimiento era claramente inferior al de sus compañeros, y eso no ha pasado desapercibido para los mandos”, explica un oficial vinculado al área de instrucción a ‘Monarquía Confidencial’.

Aseguran que en ocasiones se le ha tenido que dar un toque de atención por mostrar desinterés o falta de implicación.

Leonor con un comandante
Leonor con un comandante