Detrás de la imagen cuidada, estricta y casi impecable que proyecta la reina Letizia, existe una faceta más íntima, vulnerable y humana. Fuera del protocolo y las cámaras, en los pasillos discretos del Palacio de la Zarzuela, Letizia se muestra tal como es: una mujer bajo alta presión, que ha encontrado en el tabaco una vía de escape emocional.
La reina, según diversos testigos, se refugia en el cigarro en momentos de estrés extremo. Cuando los nervios la superan, recurre a fumar, casi siempre a escondidas. El periodista Leonardo Faccio ya lo mencionó en su libro sobre la consorte, donde afirmaba que Letizia llevaba frecuentemente un paquete de Marlboro en el bolso. Este hábito, mantenido con discreción, se ha convertido con los años en su válvula de escape.

La princesa hereda un vicio malo de la reina Letizia
Lo preocupante ahora es que esta adicción no se ha quedado solo en ella. Según fuentes cercanas y testigos presenciales, la princesa Leonor estaría atravesando una situación similar. La hija mayor de los reyes ha mostrado señales de estrés y ansiedad durante su paso por la Academia Militar de Zaragoza, la Escuela Naval de Marín y el velero Juan Sebastián Elcano. Y parece que ha calmado los nervios con humo.
Leonor ha sido vista fumando en su tiempo libre durante sus etapas de formación militar. Incluso testigos presenciales han tomado fotografías, aunque casa real se ha encargado de que no se expandan por las redes. A diferencia de su madre, Leonor no fuma cigarrillos tradicionales, sino que ha optado por los vapeadores, o cigarrillos electrónicos, cada vez más comunes entre los jóvenes.

Letizia y Felipe VI ayudan a Leonor a dejar su adicción
Tanto Letizia como el rey Felipe VI son conscientes del hábito de su hija y lo desaprueban abiertamente. Consideran que, más allá del riesgo para su salud, este comportamiento puede afectar seriamente su imagen pública, especialmente en un momento clave para su formación como futura reina. Y se comenta en círculos cercanos que le han proporcionado ayuda profesional para abandonar este hábito.
Más concretamente, Leonor asiste al psicólogo para controlar distintos aspectos, entre ellos la ansiedad, para evitar de esta forma que la dependencia a la nicotina (aunque en forma de vapeo) se consolide. El objetivo es intervenir a tiempo y evitar que esta adicción, heredada en cierta forma de su madre, se convierta en un problema mayor a largo plazo.