Leonor está exhausta, tiene muchas ganas de finalizar su formación militar con la Armada. Se le está haciendo demasiado pesado. Ya no aguanta más este ritmo. Estuvo cinco meses a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano con el que recorrió prácticamente toda Latinoamérica hasta llegar a Nueva York. Cinco meses sin ver a su familia y amigos y perdiéndose citas muy importantes, como el cumpleaños de su hermana Sofía. Pasaba días y semanas sin salir de la embarcación, navegando en alta mar combatiendo las condiciones climatológicas del momento. Sufrió vómitos y mareos y mucho agobio. Por suerte se libró de las tres semanas para volver a España. Ella se unirá a sus antiguos compañeros el 3 de julio. Pero no ha estado de vacaciones. Ha tenido que continuar con dos semanas más de formación en el Blas de Lezo, en Canarias y Ceuta.

Princesa Leonor en la fragata Blas de Lezo / Casa Real
Princesa Leonor en la fragata Blas de Lezo / Casa Real

La disciplina en el Blas de Lezo es mucho mayor que en el Juan Sebastián Elcano. Es como pasar de la escuela al trabajo. La exigencia ha sido mucho mayor, sin ninguna contemplación. Se ha tratado a la princesa como a una más y ha participado activamente en algunos ejercicios. Ha disparado con armas reales a blancos en el mar ensayando como si estuviesen en una guerra.

Leonor no cumple el nivel de sus compañeros, está en baja forma 

Este entrenamiento está siendo demasiado duro para ella que no reúne las condiciones físicas necesarias para esta batalla. Los comandantes la están viendo sufrir y sus compañeros intentan ayudarla. Por suerte solo son dos semanas que están a punto de finalizar este fin de semana, aunque acumula un sinfín de amonestaciones por no estar al nivel. Leonor termina llorando a pesar de sus grandes esfuerzos. Según sus compañeros, alguna vez ha hablado con Felipe VI y Letizia contándoles que esto está siendo una pesadilla y que no puede más. Quiere abandonar, pero le piden que aguante, ya se acaba.

La princesa ha cumplido con todo el calendario de formación a pesar de no tener el nivel necesario. Sabe perfectamente cual es su deber aunque no quiera ni le entusiasme.

“No se trata de una cuestión de capacidades, sino de actitud. Ha habido días en que su rendimiento era claramente inferior al de sus compañeros, y eso no ha pasado desapercibido para los mandos”, explica un oficial vinculado al área de instrucción. “Es evidente que se esfuerza más en las actividades académicas o de protocolo. Lo físico no es su punto fuerte, y eso empieza a preocupar”, asegura otra fuente próxima al cuerpo docente. 

Leonor subiendo a la fragata Blas de Lezo
Leonor subiendo a la fragata Blas de Lezo