Tras más de cuatro exigentes meses de travesía a bordo del emblemático buque escuela Juan Sebastián de Elcano, la princesa Leonor ha llegado a Nueva York, adelantando su arribo al puerto un día respecto a lo previsto, bajo la dirección del capitán Luis Carreras-Presas. Aunque su estancia en la ciudad será breve —tan solo hasta el 10 de junio—, los primeros pasos de la heredera en la Gran Manzana ya han levantado una oleada de especulaciones. Y es que, lo que inicialmente parecía una parada técnica antes de reincorporarse a su adiestramiento militar en la fragata Blas de Lezo, ha terminado transformándose en una velada que ya resuena en los pasillos de la Zarzuela.

Fuentes cercanas aseguran que la heredera no dudó en aprovechar sus escasos días libres en Nueva York para reunirse con un selecto grupo de amigos y amigas que no veía desde enero. El escenario elegido no fue precisamente discreto: un reservado VIP en una de las discotecas más exclusivas de Manhattan, donde los precios por botella pueden superar fácilmente los 1.000 euros. El local, frecuentado por celebridades, influencers y jóvenes de la alta sociedad, habría sido el escenario perfecto para una noche de celebración sin límites.

Leonor con un comandante
Leonor con un comandante

Blindaje total: la Casa Real extrema la seguridad para proteger a Leonor de nuevos escándalos

La seguridad, férrea y cuidadosamente organizada, se encargó de bloquear cualquier intento de fotografiar a la princesa. Una estrategia que no sorprende, ya que tras la filtración de imágenes de sus viajes a Brasil, Chile y Uruguay, donde fue captada en bikini, la Casa Real ha blindado sus salidas privadas con más determinación que nunca.

La estrategia parece haber funcionado esta vez. No hay fotografías ni vídeos, solo rumores muy sólidos que han prendido como la pólvora. Testigos aseguran que la princesa se mostró relajada, sonriente y plenamente integrada en un ambiente de fiesta. Y es que no estamos hablando de cualquier escapada nocturna. El reservado en cuestión, famoso por sus lujos, iluminación de diseño y cartas que incluyen champanes de hasta 5 cifras, representa un mundo muy alejado del rigor naval que ha marcado los últimos meses de la princesa. De acuerdo a las fuentes, la velada se prolongó hasta altas horas de la madrugada, aunque no hay constancia de consumo excesivo ni comportamientos inapropiados. Sin embargo, su presencia en un escenario de tanto lujo ha vuelto a poner en duda su compromiso con la institución monárquica.

Leonor / Casa Real
Leonor / Casa Real

¿Una royal del siglo XXI o una figura que desdibuja el rol de heredera?

La Casa Real, hasta el momento, ha optado por el silencio absoluto. Sin embargo, desde el entorno de la princesa, algunos justifican la escapada como un momento de respiro más que merecido, tras meses de disciplina férrea. Al parecer, esta “pausa social” estaba contemplada dentro del calendario de Leonor, quien apenas ha tenido tiempo para sí misma en los últimos meses. Su siguiente destino es nada menos que la fragata Blas de Lezo, uno de los buques más sofisticados de la Armada Española, donde deberá enfrentarse a entrenamientos reales con maniobras tácticas y simulacros con armamento.

A pesar de ello, el fuerte contraste entre la disciplina militar y su incursión en el ocio neoyorquino ha generado una imagen ambigua que divide opiniones. Mientras algunos interpretan esta actitud como una estrategia para humanizar la figura de la heredera, otros critican lo que consideran una desconexión peligrosa entre sus obligaciones y sus decisiones personales.