Todavía no ha pisado la cubierta, pero la princesa Leonor ya ha revolucionado la fragata Blas de Lezo. Su incorporación oficial será este sábado 14 de junio, pero los nervios ya corren como la pólvora entre los marineros. Y no, no es por ella directamente, sino por las “sugerencias” de su madre, la reina Letizia, que no quiere dejar nada al azar.

Después de un paso más bien suave por el Juan Sebastián Elcano, donde estuvo casi cinco meses rodeada de atenciones, todo apuntaba a que ahora tocaba arremangarse de verdad. AL fin y al cabo, estamos hablando de un buque de guerra real, en el que la princesa realizará maniobras en situaciones límite. Incluso dirigirá un pequeño grupo de guardiamarinas en simulaciones de combate.

Fragata Blas de Lezo / Europa Press
Fragata Blas de Lezo / Europa Press

Antes de embarcar, la princesa Leonor ya condiciona la vida a bordo del Blas de Lezo

Sin embargo, entre los tripulantes ya circula la incertidumbre.  Porque las cosas para la princesa no van a ser tan duras como cabría esperar. Y es que desde Zarzuela ya habrían hecho llegar al comandante del buque una lista de peticiones muy concretas que, para muchos, huelen a favoritismo.

En la casa real quieren que la heredera tenga una experiencia “militar”, sí, pero sin sobresaltos. Se habla de flexibilizar los horarios, suavizar las maniobras, evitarle las tareas más agotadoras y, sobre todo, que no se la exponga a situaciones incómodas. Vamos, algo muy parecido a lo que ya vimos en el Elcano, donde se le protegió al milímetro. Pero claro, aquí no estamos hablando de un barco escuela: el Blas de Lezo es una fragata de guerra real, con misiones serias, tecnología puntera y una rutina que no entiende de privilegios aristocráticos. Todos deben arrimar el hombro por igual para cumplir objetivos.

Letícia i Elionor
Letícia i Elionor

Letizia ha dado instrucciones a comandancia

Y aquí viene el problema. Dentro del barco, muchos temen que este trato especial rompa la disciplina y genere mal ambiente. Al fin y al cabo, Leonor no estará de oyente: va a ocupar un puesto como guardiamarina y también como oficial de brigada, es decir, tendrá que liderar a otros compañeros, dar órdenes y tomar decisiones bajo presión. Si sus responsabilidades se maquillan por exigencias “desde arriba”, esa autoridad real desaparece.

Los rumores van más allá. Fuentes del entorno aseguran que el propio comandante ya habría expresado su incomodidad ante esta situación. Se ve condicionado. Se encuentra entre el deber de mantener la igualdad y el rigor militar, y las exigencias de palacio.

Y aquí es donde muchos señalan a Letizia, que estaría obsesionada con que su hija no sufra, no se canse y no viva situaciones que ella considere inapropiadas. Una madre protectora, sí, pero también una reina con fama de perfeccionista y controladora, que no quiere sorpresas en la carrera de la futura jefa de Estado.