Juan Carlos I empieza una nueva vida. El emérito por fin ha conseguido su deseo de volver a España, por lo menos cerca de su país. Desde agosto de 2020, prácticamente hace cinco años, vive en el exilio en Abu Dabi, castigado por Felipe VI por su comportamiento y las polémicas que le han rodeado. Casa Real necesitaba alejarse de esa imagen para que no se dañase a la corona ni al reinado de su hijo. Aunque es una gran humillación para un exmonarca, aceptó con resignación porque su intención nunca fue hacer daño al reinado del actual rey, ni tampoco al futuro de sus nietas. Sin embargo, está ya muy cansado de mantenerse callado y aceptar una y otra vez sin que se tenga en consideración ninguna de sus peticiones.

El padre de la infanta Elena es muy mayor. El pasado mes de enero cumplió 87 años de edad y presenta serios problemas de salud, especialmente de movilidad. Tiene problemas con la cadera y las rodillas. Se ha operado en más de una decena de ocasiones sin mucha suerte. También se ha sometido a medicina regenerativa basada en células madre pero tampoco ha tenido éxito. Sufre una artrosis muy avanzada que ha paralizado prácticamente su pierna izquierda. Personas cercanas a él como Zarzalejos asegura que también tiene algún tipo de “demencia senil” fruto de su avanzada edad.
Juan Carlos I ha pedido a Felipe VI volver a España porque está muy delicado de salud. Además, en los Emiratos Árabes está solo. Tiene mucho miedo a morir completamente solo y que su cuerpo sea repatriado. Sería una deshonra también para el monarca. Y debido a sus problemas de movilidad, los médicos ya no le recomiendan que haga viajes tan largos.
Juan Carlos I se instala definitivamente en Portugal
Por este motivo, Felipe VI ha aceptado que su padre viva cerca de España, concretamente en el país vecino, Portugal. Hace un mes ya se le vio en compañía de la infanta Elena y algunos amigos visitando algunas mansiones en la zona de Cascais y Estoril.
No ha vuelto a Abu Dabi desde que participó en las regatas de Sanxenxo hace casi dos meses y parece que ya no lo hará más. Se queda a tan solo unos minutos en coche de la frontera y a una hora en avión de Madrid.
Este verano quiere enseñar su casa a toda la familia. Ahora tienen al abuelo más cerca. Sus nietos tienen otro lugar en el que alojarse totalmente gratis. Este verano, los Urdangarin y los Marichalar se dejarán ver por Portugal, con la mayor discreción posible.
