Juan Carlos I es un pilar muy importante para la familia, especialmente para los hijos de las infantas Elena y Cristina. Desde que han sido pequeños se ha encargado personalmente de que no les faltase de nada. Les ha ahorrado un dinero y cada mes les paga 10.000 euros a cada uno para sus gastos. También les regaló un coche a todos cuando se sacaron el carnet de conducir. El emérito siempre ha ayudado a los Urdangarin y a los Marichalar, y les ha apoyado en cada uno de sus pasos, por eso es con diferencia el abuelo más querido para todos. Pero no sucede lo mismo con Leonor y Sofía. Letizia ha desvinculado totalmente a sus dos hijas de los Borbón. Tienen muy poco contacto con su abuelo paterno, y públicamente ninguno. El marido de la reina Sofía también se ofreció a financiar los gastos de las niñas, pero su madre se negó en rotundo. No quiere dinero que presuntamente pueda estar manchado, le ha costado mucho sacrificio mejorar la imagen de la princesa y la infanta.

Desde que está en Abu Dabi, el emérito ha continuado en contacto con todos sus nietos. De hecho, hace dos años se ofreció para vigilar a Froilán. Él mismo le buscó un trabajo como becario en la petrolera de grandes amigos, ADNOC. Acabó su contrato, pero parece que el emérito ha movido sus hilos para que le den una nueva oportunidad como “Junior”.
Juan Carlos I no puede ayudar a Pablo Urdangarin
Y aunque todas las miradas han estado centradas en el desastre de Froilán, otros nietos también necesitan ayuda y preocupan gravemente a su abuelo. Como Miguel Urdangarin, que no hay forma de encontrarle un trabajo estable. No logra estabilidad. Tampoco Irene Urdangarin, quien tampoco está contenta con sus estudios tras no superar las pruebas de la universidad de Lausana, aunque gracias a eso encontró el amor.
Pablo Urdangarin es ahora su mayor problema. El joven quiere seguir los pasos de su padre, Iñaki Urdangarin, que en su día fue uno de los mejores jugadores de balonmano del FC Barcelona. Él también tuvo la oportunidad de militar en uno de los mejores equipos del mundo, pero no lograba destacar. Así que finalmente abandonó para irse a uno más pequeño, el Granollers, y poder mostrar su valía. Pero tampoco ha logrado un reconocimiento. Ni tan siquiera se le convoca para la Selección Española de Balonmano. Él está convencido que hay una mano detrás de su mala suerte y no es otra que Felipe VI y Letizia.
Juan Carlos I pide trabajo para su nieto. Le están buscando otra selección en la que continuar desarrollando su carrera deportiva y poder conseguir el reconocimiento que tanto ansía.
