Aunque apartado oficialmente de la Casa Real, el rey emérito Juan Carlos I continúa ejerciendo un papel clave dentro del ámbito familiar. Desde la distancia, el monarca mantiene un compromiso económico mensual con sus nietos, los hijos de las infantas Elena y Cristina, a quienes sigue protegiendo y ayudando económicamente.
El emérito realiza transferencias periódicas que en conjunto superan los 36.000 euros mensuales (entre 6 y 8.000 euros para cada uno), dirigidas siempre a los mismos seis beneficiarios: Froilán, Victoria Federica, Juan, Pablo, Miguel e Irene. Estas ayudas abarcan desde los gastos de educación y formación hasta el pago de viajes, vehículos y vivienda, garantizando que sus nietos mantengan un nivel de vida acorde a su apellido.

Juan Carlos I mantiene económicamente a los Urdangarin y los Marichalar
Las informaciones fueron publicadas por Silvia Taulés, autora del libro Los sobrinos del Rey, y apuntan a que Juan Carlos tiene a sus nietos “totalmente dirigidos” y que ellos, conscientes de su posición, viven bajo el amparo económico y emocional del emérito. En su obra, la periodista describe cómo los hijos de las infantas “nacieron con una responsabilidad y unos privilegios que no se han traducido en una vida más fácil”. Según explica, para los jóvenes Borbón y Urdangarin, pertenecer a la familia real “es un peso muerto que arrastran y arrastrarán toda su vida”.
El emérito ha mantenido esta relación económica al margen de la institución y del actual rey. De hecho, Leonor y Sofía no forman parte de esta red de ayudas: sus gastos son cubiertos directamente por Felipe VI y la reina Letizia, quienes siempre han querido mantener una separación clara entre la gestión económica de la Casa Real y las decisiones personales del antiguo monarca.
Leonor y Sofía, al margen de este trato económico
Las fuentes citadas por Taulés también subrayan la estrecha complicidad entre el rey emérito y sus nietos. En sus regresos a España, Juan Carlos aprovecha para reunirse con ellos, y en ocasiones son los propios jóvenes quienes se desplazan para visitarle. A pesar de su exilio desde agosto de 2020, el contacto entre abuelo y nietos sigue siendo constante y afectuoso.

El papel económico de Juan Carlos se extiende también a sus hijas. Históricamente, el emérito ha ayudado a las infantas Elena y Cristina en momentos complicados, y ha contribuido a sostener parte de sus gastos personales. Tras el divorcio de Cristina, incluso habría colaborado en los pagos a Iñaki Urdangarin, según las mismas informaciones.
Las aportaciones mensuales del emérito, que superan los 400.000 euros anuales, confirman su voluntad de seguir protegiendo a su descendencia. Para Juan Carlos I, sus nietos son su gran debilidad y su legado más cercano. Aunque su papel institucional haya terminado, continúa ejerciendo como patriarca y sostén económico de la parte de la familia que todavía considera verdaderamente suya.