El rey emérito Juan Carlos I ha vuelto a vivir una situación tan delicada como sorprendente. Según fuentes cercanas, las intenciones del antiguo monarca de regresar a España este fin de semana han sido bloqueadas. Su llegada no estaba autorizada. Y la orden, según cuentan, vino desde Zarzuela. No querían que nada, absolutamente nada, eclipsara a la princesa Leonor en la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias 2025.

El Teatro Campoamor de Oviedo se convirtió este viernes en el epicentro de la atención mediática. Leonor, impecable y serena, interrumpió su formación militar en la Academia General del Aire de San Javier para pronunciar su discurso. La Casa Real trabajó durante semanas para cuidar cada detalle. Y entre esos detalles, uno fue evitar que Juan Carlos pusiera un pie en territorio español. La presencia del emérito habría desplazado todos los focos, generando una tormenta mediática que nadie quería repetir.

Juan Carlos I
Juan Carlos I

Juan Carlos I quería viajar a España coincidiendo con los Premios Princesa de Asturias

Fuentes próximas aseguran que el ex monarca tenía previsto llegar a Sanxenxo, como en otras ocasiones, donde le esperaba su amigo Pedro Campos. Era un viaje discreto, sin actos públicos, o al menos esa era la intención oficial. Pero desde el Gobierno y la propia Casa Real se activó un bloqueo diplomático. Juan Carlos I se tuvo que quedar donde estaba, sin poder completar su viaje.

El gesto no es casual. Desde su marcha a Abu Dabi en 2020, la presencia del emérito en España siempre ha sido un tema espinoso. Sus primeras visitas provocaron incomodidad, sobre todo por su falta de aviso y la atención mediática que generaban. Felipe VI tuvo que intervenir entonces. Le pidió a su padre que no volviera sin permiso previo. El emérito aceptó la condición. Y en sus primeros viajes siempre pidió permiso y mantuvo un perfil discreto. Con el tiempo, recuperó la confianza de Felipe. Y desde hace tres años, manteniendo siempre la discreción, entra y sale de España cuando quiere.

La infanta Elena y Juan Carlos
La infanta Elena y Juan Carlos I

Cordón sanitario alrededor de la princesa Leonor

El verdadero problema, sin embargo, surgió cuando Juan Carlos empezó a pedir ver a Leonor en sus actos militares. Quería acompañarla, mostrar apoyo, ser parte de su preparación como futura reina. El emérito había expresado su deseo de visitar la Academia de Zaragoza y, más recientemente, la Escuela Naval de Marín, muy cerca de Sanxenxo. Sin embargo, se lo volvieron a prohibir. No querían que las cámaras captaran un encuentro entre abuelo y nieta en un momento clave para la imagen de la institución. En Zarzuela existe el temor de que su sola presencia ensombrezca el trabajo de la princesa. La única concesión en los últimos años ha sido una breve reunión privada en su 18 cumpleaños, pero nada más. Desde entonces, el veto ha sido total cuando el asunto tiene que ver con la heredera.

Así, mientras Leonor brillaba en Oviedo, su abuelo permanecía retenido fuera de España, frustrado y en silencio. El mensaje desde Zarzuela ha sido claro: no habrá lugar para distracciones mientras la princesa construye su papel como futura jefa de Estado. Y, de momento, el rey emérito seguirá esperando en el exilio, viendo desde lejos cómo su nieta acapara el protagonismo que él, un día, perdió.