Juan Carlos de Borbón vive a caballo entre dos paraísos fiscales. Emiratos Árabes y Suiza, Abu Dabi y Ginebra. La herencia obliga; hay 1800 millones de euros a repartir entre hijas y nietos. ¿Los únicos que no verán ni un céntimo? Pues los de siempre, los españolitos y su Hacienda pública. Por no pagar, el emérito no paga ni alojamiento en España: cuando va de visita médica a Vitoria-Gasteiz se aloja en el apartamento de cortesía de la clínica del Dr. Eduardo Anitua, un reputadísimo odontólogo y especialista en la investigación con células madre, que junto con el traumatólogo Mikel Sánchez tienen una consulta de primer orden internacional. En Galicia, todo gratis también: Pedro Campos y su mujer brasileña hacen de anfitriones. No abona comidas, ni cenas, ni vehículos, ni escoltas, ni tratamientos. Tacaño se queda corto.

Para acabar el listado, podemos decir que tampoco paga nada en los Emiratos Árabes, como protegido de honor de los jeques de las dictaduras árabes de los petrodólares. Los aviones también están subvencionados por amigos y familiares. Solo hace salidas de dinero, en 'B' evidentemente, cuando visita Londres o Ginebra, donde se trasladó hace 15 días y parece que se establecerá definitivamente. Eso sí, haciendo las trampitas oportunas para no perder la residencia fiscal en Abu Dabi, más favorecedora incluso que la de Suiza. Por eso todo el alboroto de Froilán y qué narices hacer con el nieto tarambana, que se ha quedado en paro y no parece que sea fácilmente recolocable. Es la única mancha de la estrategia de Juan Carlos, que quiere tenerlo todo "atado y bien atado".

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Froilán y Juan Carlos / GTRES

El tema de su llegada a Suiza es jugoso. Resulta que fuentes cortesanas dicen que el emérito se encuentra allí por dos razones: para pasar tiempo con su hija Cristina, la pobre divorciada, y porque además resulta que está haciendo reformas en su mansión de Abu Dabi. Para troncharse de risa, hay excusas inverosímiles y después este tipo de chistes. Hay una tercera vía, un tratamiento médico. Es lo más plausible, con permiso de la custodia del botín familiar. El caso es que no está viviendo ni compartiendo techo con la ex de Iñaki Urdangarin, porque claro, no querría molestarla. Ni a ella ni a Miguel Urdangarin, el nieto que no sabemos exactamente qué está haciendo nuevamente en Suiza. Solo sabemos que el joven está lesionado en una rodilla, seguramente por un accidente esquiando. Que vaya con cuidado, que el abuelo tiene las articulaciones jorobadas. Y eso también es herencia.

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La infanta Cristina, con su hijo Pablo, en Ginebra / GTRES

En todo caso: ¿dónde se esconde Juan Carlos? Pues en el hotel más lujoso, caro y ostentoso de Ginebra. El mítico Hotel Des Bergues, que pertenece a la cadena Four Seasons. El mismo que la borbonada invadió durante la graduación y 18.º aniversario de Irene Urdangarin. La revista 'Semana' asegura que ocupa la suite presidencial del establecimiento. Esto quiere decir, mirando los precios actuales disponibles en Internet, 5000 euros la noche. Multipliquen por 15 días, salen 75.000€ solo para dormir, hacer pipí, ducharse y pasar la tarde recibiendo visitas. Así las gasta el emérito. Parece mucha pasta, un gasto prohibitivo, pero compárenla con la fortuna que tiene escondida. Y lo más importante: que para conseguirla no ha trabajado en su vida. No nos damos cuenta, pero hemos sido coetáneos de un auténtico maestro del trapicheo. Es el rey.

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Irene y Miguel Urdangarin en el Hotel Des Bergues, en Ginebra / GTRES