La infanta Sofía ya es adulta y eso implica que toma decisiones como por ejemplo escoger el vestido que quiere lucir por un acto tan importante como su graduación. El mono rojo que se puso en Gales para recoger el diploma ha levantado críticas por inapropiado y de talla pequeña, que le hacía bultos y arrugas. Muchos creen que fue Letizia quien le encargó la prenda de vestir pero no, fue la misma Sofía que seleccionó esta pieza y lo hizo personalmente según ha revelado en Lecturas Pilar Eyre. Se sabía que la rana era de marca catalana, Mango, y ahora sabemos, que Sofía voló directamente a Barcelona para escogerla en una de las tiendas mayores de la marca, la de Rambla Catalunya, donde antes estaban los cines Alexandra. Un espacio enorme que abrieron solo para ella.

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Mango de Rambla Catalunya
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Sofía con la rana roja, EFE

Escribe Eyre: "Lo lógico es pensar que la reina supiera cómo iba a vestirse Sofía en esa fecha tan importante. El mono es de Mango y una amiga mía vio hace un par de meses a la infanta saliendo de la tienda Mango de Rambla Catalunya en Barcelona cuando aún no había abierto sus puertas, a las nueve de la mañana. Iba con varias bolsas en la mano. Es fácil deducir que en una de ellas llevaba el vestido que se puso el pasado sábado. Entonces, ¿por qué Letizia decidió escoger, entre su amplio vestuario, uno rojo precisamente? ¡Misterios del alma humana!". Muchos sospechan que la reina fue de rojo para eclipsar a la hija, que había volado a Barcelona para escoger precisamente este prenda de ropa. Disfrutó del mismo privilegio que la reina: le abren las tiendas solo para ella.

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Sofía y Letizia de rojo, EFE

Ahora falta que alguna dependienta de Mango filtre como se comportó Sofía. Si imita a su madre, mal. ¿Cómo se comporta Letizia cuando nadie la ve? Para conocer a alguien, nada mejor que ver cómo se comporta a una tienda de ropa con las dependientas. Letizia caprichosa, frívola, como un buitre, se lo queda todo y sin pagar nada. Obsesiva, tacaña y arrasando. Escribía hace tiempo Eyre:  "Letizia va cada quince días personalmente, sin su estilista, al showroom de Carolina Herrera de la calle Claudio Coello de Madrid y arrasa con todo. El personal de la tienda ya conoce sus gustos y le presentan un catálogo de prendas que sabe que le van a encantar, de talla 36, la más pequeña que fabrican. Aún así le tienen que ajustar la mayoría de los trajes ya que le quedan grandes. Si le dicen “¿cuál prefiere, este o el otro?” ella contesta “los dos”. Y después de los arreglos las cajas llegan a diario a palacio, sin ningún desembolso por su parte" Era simpática con las dependientas pero voraz, lo quería todo, rápido y gratis. Una mujer rica vistiendo de gorra.