La infanta Elena prepara de nuevo las maletas para viajar a Sanxenxo y acompañar a Juan Carlos I en las regatas que se celebrarán este fin de semana. Justo al terminar su trabajo se marchará como ha hecho en estos últimos años. Desde que el emérito vive en Abu Dabi pasa más tiempo con él que antes y se han vuelto muy cómplices. Su hija mayor ha sido su máximo apoyo en estos años tan complicados donde ha explicado a sus más cercanos que se ha sentido muy solo. Se cree que la hermana de Felipe VI es quien la habría asesorado para demandar a Miguel Ángel Revilla y de esta forma proteger su imagen.

Debido a estos constantes viajes, la infanta Elena es quien sabe de primera mano como se encuentra en estos momentos el emérito. Habla constantemente con Felipe VI porque le advierte que su padre no está bien y hay que tomar una decisión cuanto antes sobre su traslado a España o al lugar más cercano, no puede estar viajando cada dos por tres y hacerse miles de kilómetros, es muy cansado para él y tiene una edad muy avanzada.
Juan Carlos I siempre ha hecho frente a serios problemas de movilidad, se ha operado más de una decena de veces de las rodillas y la cadera, sin mucho éxito. Incluso se ha sometido a revolucionarios tratamientos en medicina regenerativa con células madre pero no han surtido efecto, y es que la artrosis que padece está muy avanzada.
Temen por la salud de Juan Carlos I
El emérito no ha querido que las cámaras capten su verdadero estado de salud. Ha llegado a Sanxenxo muy delicado. Al salir de un restaurante y ver la presencia de alguna cámara quiso hacerse el fuerte y casi sufre una caída. Normalmente va cogido del brazo de sus escoltas y un bastón, aunque cuando nadie le ve usa la silla de ruedas, siempre viaja con él. El marido de la reina Sofía no quiere que le vean como una persona dependiente, es demasiado testarudo.
Felipe VI y Juan Carlos I están distanciados por el último movimiento del emérito que le situó en el foco mediático, la demanda a Miguel Ángel Revilla que ha hecho mucho daño, y esa era su intención. La infanta Elena quiere que su hermano y su padre hagan las paces para que la familia vuelva a estar unida y porque quiere que Juan Carlos vuelva de nuevo a España o al lugar más cercano.
Lo peor es que el emérito sufre algunos despistes y la familia tiene miedo. Zarzalejos cree que padece “demencia senil”. "Hablo de leve incapacidad cognitiva. En su edad, sufre lapsus de memoria, más mediata que inmediata, y tiene mala relación con la realidad. Le impide hacer autoevaluaciones de sus conductas. Juan Carlos no tiene la percepción que sus conductas, que llevan a su expatriación, eran inaceptables e inapropiadas, y ya se verá si con consecuencias penales. Él se victimiza y se sitúa en una burbuja. No acaba de entender qué le pasa”, opina Zarzalejos.
