La infanta Elena siempre ha mantenido un perfil discreto, alejada del foco mediático que rodea constantemente a la familia real. A diferencia de sus hijos, Froilán y Victoria Federica, conocidos por protagonizar titulares polémicos, ella ha intentado preservar el respeto hacia la institución monárquica.
Elena ha sido durante años el apoyo más fiel de su padre, el rey emérito Juan Carlos I. Incluso en los momentos más difíciles, cuando salieron a la luz sus escándalos financieros o sus problemas personales, ella no se apartó. Siempre ha estado a su lado. Lo ha defendido públicamente y en privado. Incluso lo indefendible, como las humillaciones constantes a su madre, la reina emérita Sofía. Y ha compartido con él aficiones, tiempo y lealtad inquebrantable.

La infanta Elena no cuestiona las faltas de respeto a la reina Sofía, pero sí que Leonor y Sofía no se hagan una foto con el rey emérito
Por eso, lo que está ocurriendo ahora le resulta doloroso. La infanta no entiende cómo sus sobrinas, Leonor y Sofía, pueden seguir negándose a visitar a su abuelo paterno, ni en Abu Dabi, donde residió desde 2020, ni ahora en Cascáis, Portugal, donde se ha instalado recientemente con su ayuda. Elena fue quien le ayudó a encontrar su actual vivienda, con la intención de ofrecerle un espacio más cercano a España y a la familia.
En estos cinco años, todos sus nietos, salvo Leonor y Sofía, han hecho esfuerzos por visitarlo. Incluso han viajado varias veces al extranjero para verlo. En cambio, las hijas de Felipe y Letizia ni han respondido a sus invitaciones. El rey emérito ha insistido, ha enviado mensajes, ha hecho llegar su deseo de verlas. Pero la respuesta siempre ha sido el silencio.

Por el momento, todo han sido respuestas negativas o silencio
Dicen que es la reina Letizia quien pone más resistencia. Que no quiere que sus hijas se relacionen públicamente con una figura tan controvertida como Juan Carlos. Que lo hace por la imagen de la corona. Pero para Elena, eso no justifica el desprecio personal. No se trata de protocolos ni de agendas oficiales. Se trata de familia. Curioso que no tenga los mismos valores cuando se trata de cuestionar las faltas de respeto a la reina Sofía.
Sea como sea, la infanta Elena, aunque entiende la postura oficial de Felipe VI, no comparte su falta de empatía hacia su propio padre. Cree que un gesto, una visita privada, incluso una simple fotografía, habría significado mucho para el rey emérito. Ni que fuera para blanquear su imagen, que probablemente sea lo único que busca.
Porque, como ha dicho en su entorno, si ellas hoy son quienes son, es gracias a su abuelo. Y él, ahora enfermo y debilitado, solo pide una foto, un momento. Pero ni eso ha conseguido.