La infanta Elena es la más Borbón de toda la familia y monárquica a partes iguales, por este motivo nunca sería capaz de dañar el reinado de Felipe VI, por muy mal que le caiga Letizia y por mucho que crea que es la enemiga de la familia. La hija mayor de la reina Sofía está muy enfadada con los reyes por el trato que se les ha dado a sus padres, especialmente a Juan Carlos I. No solo se le obligó a abdicar para salvar a la corona en su momento, una medida desesperada que tampoco molestó a la madre de Froilán, parece que la entendió y aplaudió con lágrimas en los ojos la proclamación de su hermano como rey de España. Pero nunca entendió el exilio del emérito. No solo es una humillación pública sino que cree que es una medida totalmente innecesaria. Ella misma reformó su casa para adaptarla a una persona con movilidad reducida como él. De hecho debería utilizar silla de ruedas las 24 horas del día.

Después de cinco años en el exilio y a sus 87 años de edad, con serios problemas de movilidad y otros problemas de salud, la infanta Elena se ha atrevido a enfrentarse a su hermano para que finalmente el padre de ambos abandone Abu Dabi y viva más cerca de España. Querría que se instalase en Madrid, pero eso no es posible. Finalmente se ha optado por Portugal. Hace un par de meses buscó mansiones en la zona de Cascais, en Lisboa. Ahora vive a tan solo una hora de avión de Madrid y a pocos minutos en coche de la frontera. Menos esfuerzos para él y más cerca de su país para el día que suceda algo grave.
La infanta Elena no irá nunca más a Marivent, antes se queda en un hotel
La infanta Elena está harta de atender a todas las normas de los reyes. Dicen que ella fue la que asesoró a su padre para demandar a Miguel Ángel Revilla. Un daño colateral para que Felipe VI atienda a sus plegarias y finalmente termine residiendo en España o más cerca, como ha sucedido.
No solo hay problemas con el emérito sino que además Felipe VI y Letizia no dejan a la infanta Elena ni a sus hijos que vayan a Marivent hasta que ellos se vayan a Palma de Mallorca. Es una obligación desde que estalló el caso Nóos. Se sienten infravalorados y ya se han cansado siempre de hacer siempre caso a todas las normas. No van a ir a Marivent ni antes ni después.
