La infanta Elena siempre ha reprendido a Victoria Federica y Froilán por venir achispados a casa o fumar como carreteros. No es una buena imagen para un Borbón, pero tampoco es saludable para unos jóvenes. Y la hermana de Felipe VI nunca ha entendido ese comportamiento porque ella nunca ha fumado, y ha sido bebedora ocasional, cuando sale a cenar o a tomar algo. Sin embargo, en la familia sí que se han dado casos graves con el alcohol. Ni más ni menos que María de las Mercedes de Orleans. La madre del emérito sufrió una fuerte depresión cuando falleció Alfonso de un disparo por culpa de su otro hijo. No remontó cabeza, no logró superar ese episodio tan cruel de su vida, ni tan siquiera ahogando las penas en el alcohol. Juan Carlos I también ha sido un hombre de tomarse alguna que otra copa de más.

Elena de Borbón y Juan Carlos I han derrochado una gran complicidad en estos últimos años, la infanta es quien le controla más. Se ha llevado en más de una ocasión alguna que otra reprimenda. Con su edad, sus problemas de salud y su figura no debe dar ese ejemplo.
Juan Carlos I se excedía con el alcohol y luego tenía serios problemas
Fue Corinna Larsen quien destapó que a veces Juan Carlos I se pasaba con el alcohol hasta el punto de no saber volver a casa y necesitar ayuda. Ha hecho el ridículo en muchas ocasiones, pero se le encubrió. Antes del accidente en Botswana, el emérito vivió una noche de excesos, según la empresaria alemana.
En medio de una celebración animada entre amigos, con botellas que se vaciaban a gran velocidad, Juan Carlos llegó a un nivel de embriaguez tan extremo que apenas lograba mantenerse en pie. Fue en ese estado que sufrió una caída que le provocó una lesión en la cadera, al perder el equilibrio mientras regresaba a su lugar de hospedaje.
La Casa Real reaccionó con rapidez para contener cualquier posible escándalo, gracias en parte a la constante atención de la infanta Elena, siempre pendiente de su padre. Se evitó por completo su ingreso inmediato en un hospital español. Ante la gravedad de la situación, fue Corinna quien, visiblemente preocupada, coordinó un traslado urgente en su avión privado. Durante el vuelo, la salud de Juan Carlos empeoró. Ignorando las recomendaciones médicas, continuó bebiendo, y al ser reprendido por Corinna, pronunció una frase que quedaría marcada: “Yo soy el rey de España y hago lo que me da la gana”.
La infanta Elena junto a asesores del exmonarca y varios amigos lograron frenar este episodio. A pesar de los esfuerzos por ocultarlo, el incidente no pudo mantenerse en secreto. Con el tiempo, los hechos y sus pormenores salieron a la luz, exponiendo públicamente la lucha de Juan Carlos I con el alcohol. Su imagen, ya deteriorada por múltiples controversias anteriores, sufrió un nuevo revés, a pesar de los intentos de su círculo más cercano por proteger lo que quedaba de su reputación institucional.
En la actualidad, por recomendación médica, se le ha restringido completamente el consumo de alcohol. Ni siquiera se le permite tomar una copa de vino durante las comidas; únicamente bebe agua. Del mismo modo, los profesionales de la salud también le han prohibido fumar.
