Juan Carlos I nunca confió mucho en la infanta Elena cuando ella era adolescente. El varón no llegaba y el emérito estaba cansado de mantener relaciones íntimas con la reina Sofía, así que se informó para hacer a su hija mayor futura heredera, pero no creía que hubiese sido buena reina. Después de todo aquello, desde que el padre de Felipe VI vive en el exilio en los Emiratos Árabes, la madre de Victoria Federica y Froilán es quien más apoyo le ha demostrado en los momentos difíciles. Se han hecho inseparables. Es la persona en la que confiar de toda la familia. Le ha visitado en Abu Dabi en más de 60 ocasiones, le ha conseguido casa en Lisboa, donde residiría actualmente, y le acompaña a todos los actos relacionados con las regatas, ya sea en Sanxenxo o en Nueva York. Por ello, también, de los tres hijos es la que más tiempo ha pasado con Marta Gayà, la última relación del emérito. Es la única que no ha roto su silencio y no ha hablado con los medios de comunicación, siempre ha sido muy leal al emérito y es un gesto que él mismo agradece. Continúan juntos y están muy enamorados. De hecho, Juan Carlos I habría puesto a la mallorquina en el testamento y le habría dejado claro a sus hijos que no quiere que nunca le falte de nada. Tampoco a la reina Sofía, pero ella es mucho más mayor y sabe que de todas formas ese dinero irá a sus hijos cuando fallezca.

EuropaPress 5829350 rey juan carlos infanta elena llegan restaurante cenar pedro campos 15
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En el año 2007, Juan Carlos I ya regaló un apartamento a Marta Gayà en Ginebra, en la localidad de Cologny. La mayoría de sus visitas a Suiza no eran para asistir a los médicos, como se ponía de excusa, o ver a la infanta Cristina, era para pasar tiempo con la empresaria. Se quedaba a dormir varios días, agradece siempre su compañía.

Juan Carlos I ha dejado varias propiedades a nombre de Marta Gayà 

Hace años que Juan Carlos I y Marta Gayà se conocen, cuarenta años, casi los mismos de su reinado. En aquella época el emérito ya había estado con miles de mujeres, incluso con Bárbara Rey y Corinna Larsen, a esta última la alternó con la mallorquina. Él tenía 47 años y ella 38. Marta estaba divorciada en aquella época y el emérito se enamoró al instante y le pidió a su amigo que se la presentase.

“Hablaban todos los días por teléfono, Marta se movía con escolta y avión privado, navegaba en el barco del Agha Khan, compraron una casa en Gstaadt, donde acudían a esquiar, un ático en Fuencarral, en Madrid, donde se veían en invierno y el piso de Mallorca, en el paseo Marítimo. Juan Carlos todo lo ponía a nombre de Marta, no le escatimaba nada, pero a ella le faltaba lo más importante: reconocimiento e hijos, todo eso lo sacrificó por el rey”, comparte Pilar Eyre en su blog de la revista ‘Lecturas’.

A Marta Gayà no le va a faltar dinero con todo lo que tiene a su nombre, pero ha pedido a Felipe VI, Elena y Cristina que no la dejen sola, ella le ha hecho muy feliz. “Amparadla, queredla como me habéis querido a mí ¡no la dejéis sola!”, les dijo.

Marta Gayà / EFE
Marta Gayà / EFE