La llegada del rey emérito Juan Carlos I a España ha sido un evento rodeado de secreto y discreción, coordinado por la Casa Real y ejecutado por su hija, la infanta Elena. Es su hija quien se ha encargado de que a su padre no le falte de nada y no haya nadie que le moleste.

Después de su mudanza a Abu Dabi y su primera visita a España, donde generó un revuelo no deseado, Juan Carlos recibió una advertencia por parte de los reyes Felipe VI y Letizia. Le exigieron consultar antes de realizar futuros desplazamientos y mantener discreción en sus visitas al país.

Siguiendo estas directrices, Juan Carlos I ha mantenido un perfil bajo en sus visitas posteriores a España. Ahora, a pesar de tener previstas dos visitas para participar en regatas, una este fin de semana y otra en mayo, ha adelantado su viaje para evitar llamar la atención. Su regreso se ha mantenido en secreto gracias a la discreción de la Casa Real y al apoyo de su hija, la infanta Elena.

Juan Carlos Elena / EP
Juan Carlos Elena / EP

Juan Carlos I, estado de salud preocupante

La infanta Elena ha facilitado el encuentro con su padre al proporcionarle una mansión cercana a Zarzuela, adaptada a sus necesidades de movilidad reducida y estratégicamente ubicada cerca de la residencia real. Un lugar que no solo ocupa estos días. Esta vivienda, situada en una zona residencial tranquila de Madrid, ha servido como refugio para Juan Carlos en varias ocasiones, permitiéndole permanecer en la capital española sin llamar la atención.

El palacete, proporcionado por amigos de la familia, ofrece todas las comodidades necesarias para la estancia del rey emérito, cuyo estado de salud es muy preocupante. Con dificultades para caminar y síntomas de demencia senil cada vez más frecuentes, Juan Carlos requiere atención constante, que su hija Elena se encarga de supervisar y coordinar.

Juan Carlos y Elena Sanxenxo EFE
Juan Carlos y Elena Sanxenxo EFE

La infanta Elena oculta al rey Juan Carlos I en la capital de España

La discreción en torno a la presencia de Juan Carlos en Madrid es fundamental, especialmente considerando su estado de salud y la atención mediática que rodea a la monarquía española. La infanta Elena ha asumido esta responsabilidad con determinación, asegurando que su padre reciba el cuidado y la atención necesarios sin ser objeto de especulación pública.

A pesar de las dificultades y los desafíos, la infanta Elena demuestra un profundo compromiso con el bienestar de su padre, asegurándose de que tenga un entorno tranquilo y confortable donde pueda descansar y recibir atención médica adecuada.