El paripé de tener a Juan Carlos a kilómetros de distancia de Zarzuela, en Abu Dhabi, a donde su hijo Felipe le envió hace cinco años para que no molestara y no manchara todavía más la imagen de la monarquía española, más vale que se lo ahorren. La pasta que cuesta tener al emérito en su retiro dorado de los Emiratos Árabes perfectamente se la podrían ahorrar y utilizarla para alguna otra cuestión, porque al fin y al cabo, el Borbón no para de ir a España a pesar de las indicaciones de su hijo de que se esté tranquilito y lejos. Juan Carlos, que insiste una y otra vez que él no ha roto un plato y que es un tipo ejemplar, a la mínima que puede, coge un vuelo y hacia Sanxenxo falta gente. En los seis meses que llevamos de 2025, de hecho, ya es la tercera vez que viaja a España.

Juan Carlos no se pierde ni una, especialmente cuando sopla el viento y el aire viene cargado de regatas y de comidas. A principios de la semana, el Borbón voló hasta el aeropuerto de El Peinador, en Vigo, para participar nuevamente, en otra serie de regatas en Galicia, que empezaron en las aguas de la ría de Pontevedra: la VIII Liga Española de 6 Metros - 4.ª Serie 2025. Evidentemente, quien lo ha recibido y acogido con los brazos abiertos ha sido su amigo íntimo Pedro Campos. No ha sido el único que ha querido acompañar a Juan Carlos en esta nueva visita a España. También lo ha hecho parte de su familia. No se piensen que su familia más próxima. Felipe y Letizia, a pesar de tenerlo a tocar, pasan de él olímpicamente, y no han movido un dedo por desplazarse de Madrid a Galicia. Quien sí ha querido estar con él ha sido el clan Zurita, su hermana, la infanta Margarita, su cuñado, Carlos Zurita, y sus sobrinos Alfonso y Maria, y el hijo de esta, a quien dio un cariñoso beso antes de embarcar, tal como destaca Vanitatis.

Evidentemente, aparte de pasar tiempo con la familia, estuvo navegando y participando de comilonas, como la que organizó el Real Club Náutico de Sanxenxo para los regatistas, momento en el cual el padre de Felipe aprovechó para charlar un poco con algunos de los periodistas desplazados. Y ha sorprendido lo que ha dicho, marcando paquete y mostrándose retador con la prensa sobre su estado: "Estoy perfectamente. Podéis decir todas las mentiras que queráis, pero estoy bien". Además, añadió que "Veis que no voy en silla de ruedas". Juan Carlos, sacando pecho, pero casualmente, este domingo, una vez acabada la regata, al despedirse de los compañeros, ha protagonizado "un pequeño momento de tensión: Juan Carlos I ha sufrido un tropiezo que no ha llegado a mayores". Ha sido su amigo, José Ángel Mayayo, quien le ha ayudado al darse cuenta. Veremos ahora cuándo será la próxima vez que Juan Carlos vuelva a coger un avión con destino Sanxenxo. Pero vaticinamos que no tardará mucho.