La infanta Cristina siempre ha sido una madre protectora. Desde que estalló el caso Nóos, hizo todo lo posible para blindar a sus hijos. Quería que fueran vistos como jóvenes responsables. Lejos de los escándalos. Evitó que se convirtieran en el blanco de los medios, mientras ella y Iñaki Urdangarin lidiaban con críticas constantes.
De todos sus hijos, Juan es el que más le preocupa. El primogénito vivió el proceso judicial en primera fila. No era un niño, pero tampoco un adulto. Tenía la edad suficiente para entender los titulares y sentir el rechazo social. En plena adolescencia, vio cómo sus padres eran señalados. Escuchó insultos en la calle. Además, tuvo que ejercer de hermano mayor y, a veces, de figura paterna para sus tres hermanos pequeños.

Pablo Urdangarin es el hijo que más preocupa a la infanta Cristina
Aquella etapa dejó cicatrices profundas. Cambió de colegio varias veces. Sufrió bullying. Incluso tuvo que acudir a terapia psicológica, un apoyo que mantiene hasta hoy. Su carácter, ya reservado, se volvió más hermético. Ha pasado largas temporadas en conventos, desconectado de todo.
Su vida adulta tampoco ha sido sencilla. El año pasado, Juan estuvo a punto de dejar su trabajo en Londres, en una empresa de automoción vinculada al sobrino de José María Aznar. Era un puesto que encajaba con su pasión, pero su crisis sentimental lo complicó todo. La ruptura con su pareja, un economista británico, lo dejó descolocado. Incluso se mudó temporalmente a Madrid, cerca de la Zarzuela, donde ya estaban sus hermanos Irene y Miguel.
Tras el verano, parece que Juan limó asperezas con su compañero. Se dejaron ver incluso en un partido de balonmano de Pablo. Y ambos retomaron su vida en Londres. Pero este verano volvió la tensión. Otra ruptura sacudió su equilibrio emocional.

Juan Urdangarin atraviesa otro bache
Preocupada, Cristina decidió actuar. Apartó compromisos. Reservó unos días solo para estar con él. Sin apariciones públicas. Sin actos oficiales. Solo madre e hijo, lejos de las presiones externas. El objetivo: desconectar. Romper la rutina. Darle un respiro emocional.
Cristina sabe que los problemas de Juan no son solo sentimentales. Hay un peso acumulado durante años. Por los titulares. Por el aislamiento que trajo el escándalo familiar. Por eso su presencia es clave. Tiempo, apoyo y cercanía para ayudar a su hijo a recomponerse. La infanta está dispuesta a poner todo de su parte para que Juan encuentre estabilidad y serenidad.