La infanta Cristina ha estado mucho tiempo alejada de Zarzuela. Felipe VI expulsó a toda la familia de la corona, a excepción de la reina Sofía. Les retiró sus funciones institucionales y el sueldo que percibían por ello. El gran problema fue cuando estalló el caso Nóos que implicó a Iñaki Urdangarin, incluso su entonces mujer tuvo que sentarse en el banquillo de los acusados. La primera vez que una infanta entraba a un juzgado y había posibilidades de que entrase en prisión. De hecho, si no hubiese sido hija de Juan Carlos I nadie la hubiera salvado de pasar unos años entre barrotes. El emérito tuvo que salvarla para evitar que la corona desapareciese para siempre. Pero el exjugador de balonmano tuvo que pagar por los errores de los Borbón. Había que hacerle saber a la ciudadanía que la justicia era igual para todos.

Desde entonces, por lo menos públicamente, la infanta Cristina y Felipe VI no han mantenido ningún tipo de relación. Se le ofreció quedarse con la corona si se divorciaba de Iñaki Urdangarin, pero la hija de la reina Sofía iba a apostar por su matrimonio y sus cuatro hijos en común. Así que tuvo que renunciar a muchos privilegios y a su familia. Cuando anunció su divorcio con el exjugador de balonmano se produjo un importante acercamiento entre el rey y su hermana, unas imágenes que hacía más de una década que no se producían. Coincidieron en un acto de la fundación LaCaixa en Figueres, incluso estuvieron juntos en el cumpleaños de la infanta Elena o en el de Leonor. Hasta acudieron a una boda los dos juntos en coche y se dejaron fotografiar por la prensa. Era la señal de un acercamiento.
La infanta Cristina no quiere más problemas con Felipe VI
Felipe VI y Cristina siempre habían tenido una excelente relación. Los dos se casaron con plebeyos y el monarca pidió consejo a su hermana con Letizia. Pasaban todos los veranos juntos, estaban muy unidos. Pero ahora los monarcas no quieren ni ver a los Urdangarin y menos cuando sus hijas están en Zarzuela.
Irene y Miguel Urdangarin se instalaron en Zarzuela el año pasado como si fuese su casa, pero Felipe VI les dejó claro que no era un hotel. La benjamina de la familia solo aparece de forma esporádica, mientras que su hermano todavía no se ha marchado. Lleva más de un año con ellos y ya están cansados.
Para que no haya más discusiones y que Felipe VI no vuelva a romper su relación con ella, la infanta Cristina está mirando alquileres por el barrio de Salamanca para sus hijos. Gana dinero suficiente como para pagarles un piso de alquiler al que puedan ir todos y que allí puedan verse tranquilamente con Juan Urquijo y con Olympia, sus parejas.
