La reina Sofía está viviendo uno de los momentos más difíciles de su vida. Su hermana, Irene de Grecia, conocida como la tía Pecu, se apaga. Día tras día. Ya no es la misma. No habla mucho. Apenas reconoce caras. Apenas se levanta.
La reina no se separa de ella. Pasa las noches en vela. La observa. La cuida. Se ha convertido, a sus 86 años, en cuidadora. Su trono ahora es una silla junto a la cama.

La infanta Cristina pasó el fin de semana en Zarzuela
En medio de esa oscuridad, ha aparecido una luz inesperada: la infanta Cristina. Su hija pequeña. Silenciosa y discreta, siempre en segundo plano. Pero esta vez, presente.
Cristina ha dormido en Zarzuela el pasado fin de semana. Estuvo escuchando su dolor. Iba a estar fuera este verano. Lejos de España. Un viaje privado, ya planeado. Pero canceló todo. Su lugar estaba en España. Cerca de su madre. Por si ocurría algo.
El fin de semana pasado lo pasó entero en la residencia real. Llegó el viernes. Habló poco y escuchó mucho. No se trataba de deberes institucionales. Era algo mucho más íntimo. El domingo por la tarde, cuando Sofía decidió volar a Mallorca por unas horas, Cristina se marchó. Sabía que su madre lo hacía por compromiso. Por no romper del todo con la tradición. Pero también sabía que no estaría tranquila.

La reina Sofía viaja finalmente a Mallorca
En Marivent la reina emérita cumplirá con su papel. Posado breve y saludo discreto. Pero su corazón está en Zarzuela con Irene. Con su hermana de toda la vida.
Y mientras Cristina hizo de la Zarzuela su refugio temporal, la infanta Elena también ha estado presente. Visitas constantes y conversaciones con su madre. Aunque siempre ha sido más del padre, no quiere fallar a la emérita en un momento tan difícil.