El paso del tiempo no perdona, ni siquiera a los reyes. A sus 87 años, Juan Carlos I atraviesa un periodo marcado por la soledad, el deterioro físico y, según fuentes cercanas, los primeros signos de pérdida de memoria. Aislado y cada vez con menos influencia, el que fuera monarca de España durante casi cuatro décadas vive sus días entre rutinas médicas, melancolía y el peso de su pasado.

Hace tiempo que el ex monarca sufre problemas físicos. Desde su caída en Botsuana, la respuesta de su cuerpo ha ido a menos. El deterioro es imparable, tal y como confirman sus últimas apariciones públicas. Y se dice que en privado no se separa de su silla de ruedas. De hecho, su residencia en Abu Dabi ya fue preparada para sus problemas físicos. Esta situación ha afectado profundamente su estado emocional. Se siente solo y apartado. Hace tiempo que ha empezado a lamentar no haber tenido un comportamiento ejemplar. Se encuentra en un estado que algunos comparan con la depresión. Y no solo eso. Esta solitud le está generando problemas mentales.

Joan Carles I a Sanxenxo / GTRES
Juan Carlos I en Sanxenxo / Gtres

A Juan Carlos I se le acaba el tiempo

En este contexto, ha sido la infanta Cristina quien ha dado un paso al frente. La segunda hija del rey emérito ha mantenido, desde su exilio voluntario, un vínculo constante y afectivo con su padre. Preocupada por la evolución de su salud, tanto física como neurológica, ha insistido en que el rey Felipe VI reconsidere su postura y facilite un gesto de acercamiento. Sabe que el tiempo se acaba y también las oportunidades de reconciliación.

El distanciamiento entre padre e hijo no es reciente. Desde que Juan Carlos abandonara España en 2020, empujado por las controversias financieras y el malestar institucional, las relaciones con su heredero han sido frías, casi inexistentes. Felipe VI ha marcado una clara línea divisoria, intentando proteger la imagen de la Corona y desvincular su reinado del pasado convulso del emérito. Pero para Cristina, la situación ha llegado a un punto en el que las diferencias deberían quedar en segundo plano.

Juan Carlos I y la infanta Cristina
Juan Carlos I y la infanta Cristina

La infanta Cristina pide a Felipe VI un reencuentro antes de que sea tarde

La infanta ha sido testigo directa de la decadencia emocional de su padre. Lo ha visitado en varias ocasiones en Abu Dabi, y asegura que el rey emérito ha comenzado a olvidar nombres, lugares y episodios significativos de su vida. Su entorno más íntimo habla de momentos de desorientación. Esta realidad ha generado alarma dentro de la familia, especialmente entre sus hijas.

Según fuentes próximas a la familia, la infanta Elena también se ha sumado al ruego. No buscan una reconciliación pública, ni gestos de cara a la prensa. Lo que piden es una visita privada, un momento de humanidad entre padre e hijo, antes de que sea demasiado tarde para Juan Carlos.