Separarse de su todavía mujer, hasta que el divorcio no sea una realidad, ha comportado a Iñaki Urdangarin una situación agridulce. Dulce porque estaba hasta el moño de vivir con la infanta Cristina y tenía ganas de emprender el vuelo del nidito familiar que formaba con la hermana del rey, conocer a otras mujeres, como ha hecho, y regalarse besos furtivos en las clases de yoga. Y agria porque hay una derivada que ha notado, y mucho, durante este tiempo que ha cambiado de pareja y ahora prefiere a Ainhoa Armentia: se ha quedado más pelado que una naranja. Después de su paso por prisión, su economía ya sufrió una bajada considerable, y ahora que no está cobijado por la axila de los Borbones, explica algún medio que van mal dadas para el ex duque y que cuando hace algún extra, sus amigos lo tienen que mantener. Cuando era el marido de, Urdangarin vivía a cuerpo de rey, a pesar de ser solo un duque: después de jugar a balonmano, ahora fundo una empresa, ahora fundo otra, ahora entro en la prisión, ahora salgo.

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Iñaki Urdangarin / GTRES

Y él, dándoselas de digno: "No quería ser un florero como Marichalar", recuerdan sus íntimos que iba diciendo por las esquinas... No quería ser un florero, pero no le daba ascos a poner la mano y sacar la VISA Oro. La cosa es que ahora que ha partido peras con la infanta Cristina, explica Sílvia Taulés en Vanitatis que sus amigos dicen de él que "no tiene un duro", y que se ponen las manos a la cabeza al ver a su amigo cuando quedan con él. Porque ¿qué hace Urdangarin cuando queda con alguien para ir a comer o tomar un café? Se pone de perfil, cabeza escondidita bajo tierra, toca el violín, cuando llega el camarero con la cuenta y es la hora de pagar: "Si van a comer, pagan ellos, también si van a tomar un café. No sé si es Ainhoa quien le paga las cosas cuando salen”, dicen, además, con mofa, estas fuentes. Una mofa que también se extiende hasta su ex: "lo que sabemos es que quien seguro que no paga es Cristina". Explica el citado medio que estos días que ha estado en Barcelona, provocando que Cristina huyera por patas, y mientras su pareja estaba en la casa de veraneo de Alicante, ha estado acompañado por cuatro escoltas, más el de su hija Irene, que no tiene coche propio y que llegó a la capital catalana, desde Vitoria, con un Peugeot 508 "prestado, aseguran".

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Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina / Europa Press

Nada que ver con los vehículos a que antes nos tenía acostumbrados el exduque, como las furgonetas Mercedes Clase A que conducía las últimas temporadas, o el Volvo en el que viajaron a Vitoria él y su familia durante un permiso penitenciario el verano del 2020. Según el portal, aparte del Peugeot, a Iñaki también se lo ha visto con un "Audi blanco, antiguo y algo destartalado también". La cosa no mejora cuando pasamos del coche a la casa. ¿Por qué? Aunque hay quien da por hecho que él y Ainhoa están buscando un piso por el País Vasco, aseguran que Urdangarin vive con su madre, "y aunque la casa es grande y está en una de las zonas nobles de la capital vasca, sigue siendo la casa de mamá". Y a este panorama hay que añadir un dato más: sin trabajo. Dejó el trabajo en el bufete de abogados, agobiado por la prensa y poner en práctica "su faceta más espiritual y poner en práctica los estudios que ha cursado en prisión, estudios que, por cierto, pagó doña Cristina". 

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Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina / GTRES

Tareas de coaching, prácticas en can Barça y tampoco paga ni un duro cuando se instala unos días en Barcelona cuando viene de visita, porque según explican, se queda en casa de su hermana mayor, Ana, que después de vivir en una casa modernista en el barrio del Putxet, se ha marchado ahora a las afueras de la ciudad, en un lugar, sin embargo, que todavía no ha sido descubierto por los medios de comunicación y las cámaras de los fotógrafos que lo siguen a todas partes ("Los acelerones y despistes de sus escoltas son famosos entre los paparazzi barceloneses"). ¿Aguantará así mucho tiempo Iñaki Urdangarin? "Quienes lo conocen bien nos dicen que la situación en la que se encuentra no será sostenible en el tiempo. No sé si dejará a Ainhoa, la verdad es que lo vemos todos muy feliz, pero sí que puede decidir buscarse otra salida profesional”. De momento, sin embargo, si son amigos de Urdangarin, ya lo saben, si van a tomar algo con él les tocará acoquinar.